Cuando se creó el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), en 1966, en el primer Gobierno de Joaquín Balaguer, el consorcio estaba formado por 12 ingenios y cinco divisiones que eran áreas de apoyo a esas unidades: Consuelo, Quisqueya, Santa Fe, Porvenir, Ozama, Boca Chica, Rio Haina, Barahona, Catarey, Esperanza, Amistad y Montellano, con capacidad de molienda de unas 60 mil toneladas de caña por día.
Las divisiones eran Hato Nuevo, donde se concentraban los camiones para el tiro de caña; Mecanización Agrícola, donde estaban los equipos para preparación de tierras y Melazas Dominicana, donde estaban los tanques para almacenar 10 millones galones del producto; Ceagana que administraba los potreros y ganadera que para la ocasión tenia un plantel de mas de 100 mil unidades de animales (ganado, equino, caprino) y la División Experimental Duquesa, donde operaban los laboratorios para estudiar los diferentes tipos de plagas. (En las áreas de Duquesa esta al cementerio Cristo Redentor).
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Todas esas dependencias quedaron fuera de servicio a raíz de la Ley de Capitalización de las Empresas Públicas, a cuyo amparo se arrendaron los ingenios, con excepción de Catarey y Montellano, que habían sido cerrados años atrás. Ceagana ha supervivido milagrosamente y apenas administra algunos potreros en la región Este del país en los que pasta menos del 10 por ciento del población semivolente
A la muerte de Trujillo el potencial inmobiliario del CEA (antes Corporación Azucarera Dominicana), era de cuatro millones de tareas, que 24 años después quedó en 3.7 millones, que se redujeron a 1.8 millones de tareas en cuando se constituyó la Comisión de Reforma de la Empresa Pública (CREP)
En los primeros 10 años de operación (1966-76) el CEA registró un crecimiento sostenido en la producción, que pasó de 600 mil toneladas hasta mas de 800 mil toneladas de azúcar, listas para entrar a los mercados. Este crecimiento y rentabilidad del emporio puede atribuirse a los buenos precios del dulce en los mercados internacionales, bajos precios en los insumos y como punto de vital importancia está el precio del petróleo que era de 3.40 dólares el barril, así como una mano de obra eficiente y dócil, que procedía de Haití para el corte de la caña mediante contrato de gobierno a gobierno. A estos logros y realizaciones debe agregarse la capacidad y entrega de las diferentes administraciones que tuvo el CEA para esa época, Como Gaetan Boucher, German Gómez, Manolín Báez, Secundino Gil Morales y otros, contrario a lo sucedido en otros Gobiernos donde los titulares de la corporación han sido escogidos al azar, sin experiencia en materia de producción y comercializar de azúcar. Mas bien, estos incumbentes concentrado sus acciones en operaciones de venta de y arrendamiento de los bienes de la institución.
El patrimonio que hoy conforma la otrora poderosa corporación que más divisas producía en el país está convertido en una devaluada inmobiliaria que para sobrevivir depende de los aportes del Gobierno central, de las minas y granceras que le quedan, así como el arrendamiento de terrenos e instalaciones provenientes de corporaciones que operan en san Pedro de Macorís, Villa Altagracia y Barahona. Pero en el fondo en el CEA lo que ha faltado administración de alta gerencia.