Nuestra visión: una bendición

Nuestra visión: una bendición

Julio Ravelo Astacio

Por Julio Ravelo Astacio

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“Los ojos: espejos del alma”, así lo hemos repetido a través del tiempo, pero, quizás, nunca nos hemos detenido a pensar en todo lo que significan y abarcan en nuestra existencia.

Por sus dimensiones, enormes, grandes, pequeños, pequeñitos. Por sus colores: marrones, negros, verdes, azules, avellanas, grises, ámbar, miel…atendiendo a como se proyectan: hermosos, encantadores, llamativos, impresionantes, radiantes, fascinantes, seductores, atractivos, juguetones, hipnotizantes, que se ríen solos.

Pueden manifestarse en diversas formas: extrovertidos, inteligentes, tímidos, huidizos, agresivos, odiosos, de dulce mirar, atrevidos, tranquilos como un lago, inquietos como olas de mar.
Pero ellos además nos permiten extasiarnos al presenciar un amanecer.

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Deslumbrarnos, hipnotizarnos ante un hermoso atardecer, ver la lluvia caer, observar un bosque, el correr de un río, arroyo o manantial. Ver aves volar, mirar al cielo y pensar en dónde se une con el mar.

Los ojos expresan prácticamente todas las emociones: alegría, tristeza, preocupación, estima, respeto, odio, amor. Pero espere, además de las emociones y la personalidad, ellos pueden proporcionar información sobre nuestro bienestar físico y mental. Son mucho más que simples órganos de la visión.

Pero espere, amigo lector, aún hay más: poder leer un texto puede aparentar ser una cosa sencilla, sin embargo, se trata de un proceso extremadamente complejo que involucra varios órganos y estructuras de nuestro cuerpo especializadas en la percepción visual y en el reconocimiento de los distintos componentes de la visión.

La primera estructura involucrada son los ojos, órganos sensoriales encargados de captar la luz y transformarla en impulsos eléctricos que se envían al cerebro para su procesamiento. Recordemos las partes que lo componen: córnea, iris, pupila, cristalino, retina y el nervio óptico. Vale destacar que el 65% de nuestro cerebro funciona de una u otra forma relacionado con la visión. Somos seres visuales. El sentido de la vista es uno de los cinco sentidos que tenemos los seres humanos y es sin lugar a dudas uno de los más importantes y útiles. A través de este somos capaces de percibir y procesar la información visual del mundo que nos rodea, lo que nos permite movernos con seguridad y desenvolvernos en nuestro medio.

La visión es la capacidad de ver un objeto a la distancia de unos seis metros, pudiendo verlo más o menos nítido, yeso sólo ocurre en los ojos. Nos permite dar significado a lo que vemos. Es el conjunto de habilidades que nos permiten identificar, interpretar y comprender lo que vemos. Es la interrelación entre los ojos y el cerebro (Vergara 2008).

La visión es una de las principales vías de entrada de información, guarda una estrecha relación con la educación y los problemas de aprendizaje. Se estima que en la población infantil el 80% de los problemas de aprendizaje se vinculan a deficiencias del procesamiento visual y un 60% a trastornos de la audición y emocionales (Díaz et al 2004).

Percibir es interpretar la información que nos aportan nuestros sentidos acerca del entorno. La interpretación que hagamos depende de nuestros conocimientos previos.

La percepción visual se puede definir como la capacidad para interpretar la información que la luz del espectro visible hace llegar a nuestros ojos. El resultado de esta es lo que conocemos como percepción visual, vista o visión.

La plasticidad cerebral nos permite rehabilitar o mejorar la percepción visual.

El cerebro y sus conexiones neuronales ser fortalecen con el uso de las funciones que dependen de su uso: juegos, ejercicios diseñados para rehabilitar los déficits de atención. De modo que, si ejercitamos de manera frecuente la percepción visual, las conexiones cerebrales de las estructuras implicadas se fortalecen. Podríamos hacer un símil con lo que ocurre con sus músculos cuando Ud. los ejercita: aumenta el volumen y tonicidad.

¿Sabías que, a ver se aprende? Se afirma que los recién nacidos no ven nada y esto se acerca mucho a la realidad. Cuando nacemos somos incapaces de ver porque aún no hemos tenido experiencias que den significado a lo que estamos viendo. Al interactuar con el mundo aprendemos a darle significado a aquello que vemos, es decir, aprendemos a ver, así como lo hacemos para caminar o hablar.