Este año la economía dominicana crecerá a un ritmo anual en torno al 5.5%, muy por encima de la regional y la mundial, que por la incertidumbre el FMI pronostica a la baja, en 1.4% y 3.3%, respectivamente. Prevé la pérdida de ímpetu del 70% de la economía global por desaceleración del comercio que crecerá 2.6%, por debajo del 3% de 2018, que fue inferior al 4.6% del año anterior, según la Organización Mundial de Comercio.
No obstante la tendencia negativa, el reto que tenemos es que nuestras exportaciones totales de bienes mantengan un ritmo ascendente, el pasado año crecieron 7.6% y 5.7% las nacionales, ganando cuota en el comercio exterior total de bienes, hace diez años pesaban 31%, ahora alcanzan el doble, un 65%. Por el avance ha venido de más a menos el aporte negativo de la demanda externa neta (diferencia entre exportaciones e importaciones) al crecimiento anual del PIB, de 2.1 puntos porcentuales en 2010 se redujo a 0.7 décimas el pasado año.
Si se logra que el ritmo de las exportaciones de bienes sea parecido al 2018, la expansión del PIB podría incluso superar 5.5%, sabiendo que la demanda nacional seguirá siendo motor, impulsado por los préstamos al sector crédito privado en el sistema financiero que deben crecer dos dígitos.
La coyuntura externa es complicada por las ideas de comercio que Trump aplica, que en realidad son de Peter Navarro y Robert Lighthizer, que el diferencial de aranceles explica el desbalance comercial. Inicialmente en los Estados Unidos el arancel medio promediaba 3.5%, mucho menos que el 10% en China y 5% en la Unión Europea. Como no quisieron bajarlos, Trump los aumentó, iniciando el pleito comercial que ahora ralentiza el comercio y el PIB mundial.
Desde el primer momento los gurúes de la economía advirtieron que estaba equivocado, el déficit comercial no se debía a que extranjeros vendían cualquier cosa en Estados Unidos y los estadounidenses no podían hacer lo mismo. Tenía otro origen, el recorte de impuestos sin compensarlos con menores gastos en los ochenta durante el gobierno de Ronald Reagan, que siguió con George Bush hijo y ahora con Trump.
Las estadísticas hablan, hasta el momento enorme es el costo ocasionado por las ideas erradas de Trump, en los Estados Unidos el déficit exterior de bienes y servicios, en lugar de reducirse como es su objetivo, empeoró en US$621,000 millones en el primer trimestre 2019. Y es varias veces superior la perdida de producción en la economía mundial.
Como en los Estados Unidos es tema de campaña en contra de Trump, no se sabe lo que hará, imposibilitado cuantificar el costo total final de su errada política comercial. Mientras tanto, en nuestro país Gobierno y sector privado deben aprovechar la ganancia de competitividad de la economía en los últimos años, con la reducción del diferencial de inflación respecto a EE.UU., para que el ritmo de las exportaciones, si no supera al de las importaciones, por lo menos no sea muy diferente, para controlar la contribución negativa de la demanda exterior neta al crecimiento.
De lo contrario, para compensar, se requeriría de una mayor contribución de la demanda nacional para que el PIB aumente alrededor de 5.5%.