Vivimos envueltos en nuestros pensamientos. Siempre reflexionamos cuáles pueden ser los ciclos del tiempo de nuestras vidas en la tierra en contraste con el tiempo cósmico, o sea, el del universo. Nos preguntamos, ¿Por qué estamos aquí?, ¿De dónde venimos? Son las preguntas que más han perdurado en nuestras vidas, y es parte de la naturaleza humana tratar de encontrar respuestas a esos cuestionamientos. Podemos rastrear a nuestros ancestros miles de años atrás, hasta el albor mismo del comienzo de la raza humana.
Hace aproximadamente 13,700 millones de años nació el universo y el tiempo, dando paso a la formación de estrellas y galaxias. Es un universo lleno de maravillas inimaginables. Nuestra historia se extiende con el comienzo mismo del universo. La historia del universo es la de nosotros mismos. Nosotros somos parte del universo.
El tiempo sólo se desarrolla y se contabiliza en una sola dirección, o sea, del pasado al presente para continuar al futuro. Los físicos y filósofos la conocen como la Flecha del Tiempo. Es decir, las galaxias se expanden en todas las direcciones, pero el conjunto de ellas, se desplaza en una dirección. En otras palabras, se está expandiendo en todas las direcciones, pero se traslada en una sola. O sea, es expansión y traslación en una dirección simultáneamente.
Nuestra estrella y sus planetas, se formaron hace aproximadamente 4,500 millones de años. En nuestro planeta, -según la teoría más aceptada científicamente- los primeros organismos celulares se formaron hace aproximadamente tres mil millones de años. De ahí para acá se han desarrollado las diferentes especies de vida que habitan y conocemos. En otras palabras, nacimos del polvo estelar.
El efecto del tiempo y su comprensión siempre ha sido tarea del hombre. Por ejemplo, en Perú existe un desierto conocido como el desierto de Chanquillo. Existió una civilización ya desaparecida hace 2,500 años que median el tiempo usando trece montañas dispuestas en línea recta. Como la tierra, gira en un eje inclinado con respecto a su órbita alrededor del sol, sale por el horizonte en diferentes sitios todos los días. Observando por donde salía el sol a través de las trece montañas determinaban la fecha del año. Así organizaban sus vidas. Ese era el calendario antiguo con el que registraban el tiempo.
Nosotros tenemos una escala para medir el tiempo. Nuestro planeta tarda 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9.76 segundos en darle una vuelta al sol, eso lo llamamos un año. Pero para ver y medir los efectos del tiempo no hay que observar la profundidad del espacio necesariamente. Por ejemplo, el roce del mar contra el manto de las arenas del fondo del mar, determinan que el planeta años tras años sea más lento para completar el periodo de un año. Todos los años, el planeta se atrasa 70 microsegundos para completar una vuelta. En millones de años, es significativo. Cuando los dinosaurios habitaban la tierra, el día era más corto que ahora. El día tenía 15 minutos menos. Así pues, la naturaleza nos ofrece ejemplos reveladores de la historia y las cualidades del universo espacio-tiempo, así como el lugar que ocupa la humanidad en él.
En el desarrollo del tiempo, todo, absolutamente todo, nace y muere, hasta nuestra estrella (el sol) tiene esos límites. En aproximadamente 5,000 millones de años, nuestro sol se quedará sin combustible – helio e hidrógeno – y no podrá emitir la energía que conocemos. Antes de extinguiese, se expandirá tragándose todos los planetas. Después de billones de años, se convertirá en lo que se conoce como una enana blanca, perdida en las profundidades del cosmos, para luego convertirse finalmente en una enana negra. Esa será la basura dejada por los planetas y nuestra estrella.
Así las cosas, cuando dentro de billones, billones y billones de años todas las estrellas, planetas y galaxias se conviertan en enanas negras o basura, ese será el fin de nuestro universo. Es el fin del viaje, en otras palabras, no existirá nada de nada, ni el tiempo tampoco.
Esto sucederá irremisiblemente en el universo conocido por nosotros, pero pregunto; ¿Qué pasaría, si no hay un solo universo, y existieran miles o millones o billones de ellos? Y pienso que podría ser así, pues los planetas, las estrellas y galaxias vienen en billones. Sería lógico pensar, que también pudiesen existir billones y billones de universos. ¿Por qué no?
Y mi pregunta final, ¿Cuál es el rol de Dios en todo esto? De eso, escribiremos un día de estos, digo,.. si Dios quiere!