Nueva explosión en los depósitos de combustible de Cuba profundiza la crisis eléctrica

Nueva explosión en los depósitos de combustible de Cuba profundiza la crisis eléctrica

Este lunes se registró una nueva explosión en los depósitos de combustibles de la ciudad de Matanzas (occidente de Cuba).

El hecho, que ocurre luego de que un tercer tanque colapsó hoy en la zona industrial, y donde sigue activo un grave incendio industrial sin precedentes desde el viernes, profundiza la aguda crisis eléctrica en la isla.

Los apagones se han convertido en el reto principal de la dictadura cubana, según los expertos, que destacan el lastre que suponen para una economía ya en crisis, la imposibilidad de atajarlos a corto plazo y su capacidad para atizar el descontento social.

Es un problema endemoniado: tremendamente costoso, sin soluciones sencillas o rápidas, con enormes ramificaciones que derraman en toda la economía y en la sociedad cubanas, y elementos fuera del alcance del régimen, señalan a EFE seis economistas, historiadores, politólogos y abogados.

“Es evidente que la situación energética se les ha escapado de las manos”, asegura el exdiplomático cubano y politólogo Carlos Alzugaray.

Las centrales termoeléctricas del país responsables de dos tercios de la energía están obsoletas y faltas de repuestos, mantenimiento e inversión.

Además, requieren de combustible en un momento en el que Cuba tiene grandes dificultades para surtirse de petróleo, por sus problemas financieros y las dificultades de Venezuela, su principal proveedor.

El régimen “no tiene cartas que jugar: el sistema está en crisis, no hay solución a largo plazo a la vista y tienen que tratar de manejar esto lo mejor que pueden”, señala Michael J. Bustamante, profesor asociado de Historia de la Universidad de Miami.

La economista cubana Tamarys Lien Bahamonde describe la situación como “un edificio a punto de caerse que sufre un terremoto”.

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Bahamonde recuerda que los apagones no solo afectan los hogares –en los años 2000 el régimen emprendió una “revolución energética” en la que puso cocinas eléctricas a miles de casas–, sino también a los negocios y al sector agroalimentario.

El abogado cubano y doctorante en la Universidad de Salamanca (España) Luis Carlos Battista habla del “efecto en cadena” que los apagones tienen en la economía, que lastran del turismo al transporte, pasando por el comercio y el consumo.

Pavel Alejandro Vidal, profesor asociado en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), concuerda con Bahamonde y Battista y subraya que la energía “es la base de todo”.

“Yo me imagino que deberían estar preocupados porque de todos los problemas que hay, el más peligroso, el más preocupante y principal es el déficit de generación porque no se ve una salida”.

Cuba entró en una nueva etapa en la actual crisis energética con los cortes en la provincia capital de La Habana, que arrancaron esta semana con un reparto de cuatro horas cada tres días por distritos.

Solo en julio se registraron apagones en 29 de los 31 días del mes, según datos de la estatal Unión Eléctrica (UNE) cotejados por Efe. En algunas localidades los cortes superaron las diez horas consecutivas.