El pasado martes, en los salones del hotel Radisson, de Naco, tuvimos el alto honor de presentar a la clase médica el Lepcetam (Levetiracetam). Esta es una nueva opción antiepiléptica de los laboratorios LAM. Nos correspondió la distinción de dictar la conferencia inaugural al presentar este nuevo medicamento a los neurocientistas interesados en el campo de las epilepsias. En verdad, la molécula original está en el país desde el 2002, en esa oportunidad este medicamento tenía la representación de los Dres. Mallén Guerra. Debo decirles en este «conversatorio» a los amables lectores que por la gentileza de sus directores, los buenos amigos Francisco Mallén y Miguel Ángel Grullón de esa entidad farmacéutica, recorrimos toda América desde Canadá hasta el cono sur durante la puesta en el mercado del Levetiracetam en cada uno de esos países, y por igual ellos nos auspiciaron y publicamos en esa oportunidad, nuestro libro número 7, un manual de nuestra autoría, sobre el medicamento, con todas las actualidades, su uso, publicaciones científicas y nuestra experiencia particular con la molécula llamada Levetircetam.
Alguien citó a Lao Tse, quien afirmó: «El agradecimiento es la memoria del corazón». Por ello, deseo agradecer la distinción de los Laboratorios LAM, en sus directivos Pavel García, Martin Rodríguez y Judith Suárez, la distinción de permitirme presentar esta opción al país, pues en muchos casos, en la presentación inicial de un producto farmacéutico nuevo, se invita al doctor extranjero el «Mr. Chucfling» para que nos ilustre. Deseo comentarles un aspecto de la modernidad en la medicina, el médico es el prescriptor, es quien tiene la obligación de hacer un diagnóstico correcto, es quien lucha con las angustias, debilidades y conflictos de los pacientes y es quien con su preclara inteligencia decide qué medicamento usar para mejorar o aliviar la enfermedad a la que se enfrenta. La industria farmacéutica es una de las ramas de mayor crecimiento y beneficios obtenidos en todos los renglones. ¿De qué forma ética y correcta puede retribuirle al médico parte de esos beneficios?, muy sencillo, apoyando las Sociedades Especializadas en sus actividades científicas, con los congresos, reuniones médicas, revistas, educación continuada, etc. Es decir, que debe haber una reciprocidad transparente, de orden ético, dentro de normas prudenciales, nunca personales o desviadas de los cánones de lo moral. Hoy existe el llamado Compliance, donde una serie de reglamentos y regulaciones, le impiden a esa próspera industria principalmente las norteamericanas, darle al médico ni un bolígrafo, ni una copa de vino en un encuentro científico, ¿entonces? …
Volvamos a conversar de epilepsia. El Levetiracetam es una especie de Mercedes Benz en el manejo de las convulsiones, pertenece a la nueva generación de antiepilépticos. La primera generación de anti-epilépticos (AED) se ha asociado a un número de efectos adversos tanto cognitivos como en lo sistémico. Algunos son temporales y benignos, otros por el contrario tienen graves implicaciones. Como el LEV no se une a proteínas y no se metaboliza por el hígado por el sistema CYP, LEV no se ven interacción de unión a proteínas. Las evidencias son robustas sobre su efectividad en todas las formas de epilepsia y de igual forma su buena tolerancia. Algunos efectos adversos como vértigos, somnolencias, astenia, dolor de cabeza son los principales.
Los pacientes de la tercera edad, por igual son buenos candidatos a su uso de acuerdo a un reciente reporte de Keeper TM, donde señalan la reducción de las convulsiones en más de un 80% en pacientes de más de 65 años, con una elevada tasa de respuesta y control adecuado de sus convulsiones. Esperemos la experiencia dominicana con el Lepcetam y, por la ya probada experiencia con otros medicamentos de los Laboratorios LAM, sabemos será muy buena.