El presidente Danilo Medina ha actuado correctamente cuando convoca al Congreso Nacional para una legislatura extraordinaria de 15 días, a partir de mañana viernes, con la finalidad única de que sean aprobados los proyectos referentes a los Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos y al Régimen Electoral.
Se trata de una oportunidad dorada concedida al Congreso dentro de las prerrogativas del primer mandatario, la cual expresa su firme voluntad y el compromiso para que, finalmente, quede superado el impasse que durante meses ha impedido la aprobación de una legislación llamada a reglamentar todo el activismo partidario nacional. Sobre todo, porque proviene de un reclamo mayoritario avalado por la Junta Central Electoral (JCE), por sendas leyes que habrán de jugar un rol jurídico decisivo en los comicios generales del 2020, tanto en materia del financiamiento de los partidos y candidatos, así como en la celebración de las primarias para escoger los candidatos a puestos electivos.
Le toca a los diputados acelerar las gestiones para sacar de la veleidosa lucha grupal el proyecto de marras, confiados en que su presidente, Rubén Maldonado, aspira a dejar una halagüeña impronta con la aprobación de las citadas leyes en la culminación de su gestión. Reitero mi argumento en cuanto a que la comisión especial de diputados jamás se pondría de acuerdo hasta tanto Medina y Fernández se pusieran de acuerdo en lo relativo al tema de las primarias. La prórroga de Medina al Congreso dista del esperado acuerdo entre ambos líderes, pero es un acertado paso que espera respuesta positiva.