Washington.– El Gobierno de Barack Obama anunció a última hora del lunes su mayor transferencia de presos en un solo día hasta la fecha, para dejar el número de internos del penal de la Bahía de Guantánamo (Cuba) en 61, acelerando así el cierre de una cárcel para la que el Congreso de EE.UU. tendrá la última palabra.
Tres de los transferidos a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) eran de origen afgano y los doce restantes de nacionalidad yemení, el grueso de los que tenía el visto bueno para ser liberados, pero no podían regresar a su país por miedo a que, debido a la inestabilidad del país, se sumaran a movimientos yihadistas. Guantánamo es cuestión de números y fechas.
La cifra de presos que han abandonando el penal creado en la base naval estadounidense en 2002, y los meses que restan para que el presidente estadounidense abandone la Casa Blanca en enero de 2017 y cumpla su promesa de cierre de la prisión heredada de George W. Bush. Con estas transferencias quedan solo una veintena de aquellos internos de Guantánamo que están en prisión pero no se han presentado cargos en su contra y han recibido el visto bueno para ser transferidos a un tercer país, ya que el Congreso mantiene su moratoria en las transferencias a territorio estadounidense.
De los 41 restantes, siete tienen cargos en su contra, 17 son los llamados “prisioneros eternos”, que son considerados peligrosos, pero sus testimonios están tan marcados por torturas que sus casos no avanzarían en la justicia ordinaria, y otros 17 que esperan que su caso sea revisado o enviado a las comisiones militares, tribunales castrenses para presos de Guantánamo.
Obama, que en lo que va de año ha reducido la población carcelaria de Guantánamo por debajo del centenar, aún debe convencer al Congreso, de mayoría republicana, de que el cierre del penal es una buena medida para la estrategia de seguridad nacional.