Obama y Biden, un admirable ejemplo de amistad leal y solidaridad

Obama y Biden, un admirable ejemplo de amistad leal y solidaridad

La amistad bien entendida y ejemplarmente administrada, en la que no está comprometida la independencia de criterio, pero sí la lealtad sin menoscabo del criterio propio, es un rasgo cada vez más escaso que debe ser preservado y estimulado en provecho de un mundo más humano y solidario.
Hay ejemplos admirables de cómo la amistad bien ejercida se convierte en la práctica en una hermandad, mientras observamos la despreciable tendencia hacia relaciones fementidas que están al acecho de fallas y pequeñeces para la traición.
En días recientes el mundo tuvo la oportunidad de ver y apreciar cómo se puede cultivar una buena amistad en todos los órdenes, en el plano humano y personal, además del ámbito institucional y de las esferas de poder político. Los grandes protagonistas fueron el presidente Barack Obama, quien deja la Casa Blanca tras ocho años de administración demócrata, y Joe Biden, su leal y consecuente vicepresidente.
Obama le entregó la Medalla Presidencial de la Libertad, que representa el mayor reconocimiento al mérito civil en Estados Unidos, en una ceremonia cargada de emotividad en la cual el homenajeado se apartó momentáneamente para reponerse y enjugar lágrimas. Además de un acto muy merecido y justiciero por la forma en que Biden ha sido compañero de Obama y fiel a principios institucionales y éticos, tanto el galardonado como el autor del homenaje demostraron con actuación y palabras que no era un acto exclusivamente protocolar.
En el acto que era la despedida oficial del vicepresidente Biden en la Casa Blanca, Obama justificó la condecoración a su ‘número dos’ por su “fe en el pueblo americano, su amor al país y su vida de servicio público patente durante generaciones
Una frase breve pero muy elocuente de parte de Biden en respuesta al reconocimiento, retrató nuevamente la integridad y el gran ser humano al que Obama eligió en dos períodos como su compañero de fórmula. Dijo refiriéndose a Barack: “Fui parte del viaje de un hombre extraordinario que hizo cosas notables” y que siempre se sentirá en deuda con él.
En modo alguno se trataba de un cumplido o de una expresión de ocasión, sino un testimonio muy sentido que a lo largo del tiempo junto a Obama se demostró día a día en el ejercicio del Estado y que se consolidó también en el dolor cuando Biden sufrió el estremecimiento familiar por la muerte de un hijo, recibiendo un extraordinario apoyo emocional de Obama.
En esa oportunidad, Barack subrayó el valor y la trascendencia de esa amistad diciendo que él y toda su familia estaban consternados por la pérdida porque se sentían parte integral de la familia Biden y los videos y fotos que recogieron momentos de ese bello gesto de solidaridad humana conmovió a gente que aprecia la amistad fraterna.
Este admirable ejemplo contrasta con actos perversos y bochornosos como el protagonizado por el entonces vicepresidente de Brasil, Michel Temer, quien se prestó con malas artes a articular un plan conspirativo contra de la presidenta Dilma Rousseff, a quien debió respeto y apoyo en lugar de una pérfida y taimada actuación por ambiciones desmedidas y personales.
Fuera de las consideraciones y juicios políticos, que finalmente corresponderán a la historia o la posteridad, tanto Obama como Biden han marcado un ejemplo a seguir de nobleza y hermosos principios personales frente al vil y reprochable comportamiento de aquellos que como Temer son despreciables y simuladores.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas