POR SCHEHERAZADE DANESHKHU
Los bancos centrales del mundo deberían errar del lado del ajuste, ante la presión inflacionaria, dijo este jueves la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
En su Panorama Económico semestral, la organización con sede en París instó a los bancos centrales, con excepción de Japón, o bien a subir las tasas de interés o tomarse su tiempo antes de rebajarlas, debido a la fuerte demanda interna que ha incrementado el riesgo de una inflación más elevada.
Jean-Philippe Cotis, jefe económico, de la OCDE, dijo que la inflación en Estados Unidos había sido más persistente de lo que se esperaba, mientras que en otros países de la OCDE, en particular en Europa continental y el Reino Unido: La cantidad de laxitud económica residual también es incierta [ ] Esto constituye un desafío para los bancos centrales que, en ambos lados del Atlántico, probablemente deban errar del lado del ajuste.
En EEUU, la Reserva Federal debe esperar hasta los comienzos del año próximo para reducir su tasa principal, dijo la OCDE, a menos que el vuelco en el mercado inmobiliario condujera a una alteración económica más amplia. En la eurozona, un fuerte crecimiento económico y el aumento de la inflación central sugieren que el Banco Central Europeo debería subir la tasa de interés principal en dos cuartos de puntos más hasta 4.25% a finales de año.
Mientras que reconoce que el Banco de Inglaterra ya había ajustado de manera significativa, con la medida más reciente de subir su tasa de interés principal a 5.5%, la OCDE dijo: Pudiera incluso defenderse un ajuste adicional en el Reino Unido.
Solo en Japón, donde la deflación no había sido desarraigada, las tasas de interés debe permanecer en 0.5% hasta la segunda mitad de 2008, cuando el Banco de Japón pudiera subirla en un cuarto de punto, dijo la OCDE.
Identificó muchas señales de fuertes presiones inflacionarias globales subyacentes, que todavía pudieran llegar a la inflación titular.
Estas reflejan los incrementos en los precios de las materias primas y el hecho de que la tasa de inflación para los productos industriales intermedios en la mayor parte de los países de la OCDE hayan subido; a un aumento en los costos por embarques durante el último año, y a subidas en los precios de los alimentos, en relación con otros precios al consumidor en la mayoría de los países de la OCDE.
La fuerte demanda también es un reflejo de una potente expansión económica, que la OCDE espera que continúe. Pronostica un crecimiento económico por encima del promedio este año y el próximo en el área de la OCDE, debido a expectativas optimistas en los negocios, a la confianza del consumidor y por la continua animación en las economías de mercados emergentes, y a condiciones financieras favorables.
Elevó el pronóstico de crecimiento de su estimado de noviembre para el área de la OCDE en 0.2 puntos este año a 2.7%, una tasa que espera que se mantenga también para el año próximo.
Mientras que reduce el pronóstico para EEUU este año en 0.3 puntos, a 2.1%, la OCDE subió su pronóstico de crecimiento para Japón, el Reino Unido, Australia y la eurozona, en especial para Alemania e Italia.
Cotis dijo que la desaceleración en EEUU no había provocado un periodo de debilidad económica en el resto del mundo, pero que al contrario, había llevado a un re-equilibrio con Europa, que sustituyó a EEUU en impulsar el crecimiento de la OCDE.
Sin embargo, hubo riesgos para ese re-equilibrio, en particular, en los mercados financiero e inmobiliario. Diferenciales bajos sobre bonos con riesgo son indicadores de que el riesgo puede estar sub-apreciado, y que las bolsas de valores de los países puede que estén un tanto del lado alto.
Y mientras que acoge positivamente una baja en el déficit público, Cotis dijo que la consolidación le debe demasiado a una recaudación de impuestos más elevada, en lugar de a las limitaciones en el crecimiento del gasto. Instó a los gobiernos a resistirse a la tentación de gastar los ingresos inesperados que generan los impuestos, argumentando que estas ganancias son solo temporales y que son necesarias para situar las finanzas públicas en muchos países industrializados en una senda más firme que haga frente a los problemas del envejecimiento de la población.
Los últimos años 80 y 90 terminaron en lágrimas. Mientras nos acercamos al final de esta década, no queremos que esto vuelva a suceder, en especial, cuando el costo fiscal de la edad se acerca. Nuestro deber es comportarnos mucho mejor esta vez, expresó.