Ojalá, que la campana electoral se desarrolle de manera civilizada. Ojalá, que los candidatos sean sensatos y prudentes y logren traspasar esas condiciones a sus seguidores
Ojalá, que el ejercicio del derecho a la libertad de expresión no se convierta en un circo de maledicencias y de intentos de descalificación a los contrarios
Ojalá, que tanto los candidatos, como los militantes y seguidores recuerden, que el respeto al derecho ajeno es la paz, como dijo el indio Benito Juárez
Ojalá que candidatos y seguidores recuerden que hay espacio para todos, que las caravanas y mítines deben ser anunciados con tiempo para que los demás programen las suyas y no coincidan, y evitar choques de fanatizados seguidores o de infiltrados que buscan camorra
Ojalá, que la sensatez guíe a candidatos y seguidores a dirigentes y miembros de la base, para que las rivalidades no se conviertan en un odio estúpido, enceguecedor e innecesario
Ojalá, que todo se resuelva en propuestas y reseñas de obras realizadas durante el ejercicio de quienes son postulados en busca de la reelección.
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Ojalá, que la campaña no sea convertida en un paño tirado en el medio de la sabana, mientras los partidos apuestan a que el toro de la violencia irracional no ensangriente el período
Ojalá, que los candidatos, todos, presenten propuestas viables, inteligentes, posibles. Ojalá, que los candidatos muestren, digan, hagan, algo más que pasear al frente de una bulliciosa caravana que elogia y proclama sus nombres, pero ni siquiera tienen un programa de acción inteligente y posible.
Ojalá que los candidatos tengan mejores propósitos que llegar al poder municipal para manejar los fondos públicos y llenar los ayuntamientos de empleados que ni siquiera se molestan en ir al ayuntamiento el día de pagos, sino que mandan a buscar el sueldo.
Ojalá, que los candidatos sean humildes y confíen más en la buena voluntad de sus seguidores y en su honestidad, para que, llegados al poder, no se deslumbren con los dineros del erario y se confundan de bolsillo a la hora de distribuir las finanzas.
Ojalá, que los candidatos puedan presentar ante el pueblo elector, algo más que sus bien retocadas mejores fotos y una fanfarria musical ensordecedora, con vuvuzelas, trompetas, bombos y redoblantes tocando atravesados.
Ojalá, que los candidatos, mañana de ser electos, actúen de la manera llana, fácil y se mantengan accesibles a los votantes.
Ojalá que los electores observen, tomen en cuenta la condición moral, profesional, personal, de cada uno de los postulados, antes de tomar la decisión de ejercer el voto em favor de un candidato.
A Cristhian Jiménez le escuché decir: los dominicanos tenemos a Dios muy ocupado con nuestras peticiones.
¡Que Dios nos coja confesados!