¡Ojo al Cristo, que es de plata!

¡Ojo al Cristo, que es de plata!

Cuando vi al titular de la JCE decir que el organismo decidió “conceder” lo que es lógico y normal, legal y tradicional: contar individualmente los votos de los electores en cualquier elección, en cualquier lugar, pensé que algo huele mal en torno a las mesas y a los colegios electorales.
Forcemos la caja de Pandora para que dejar salir la esperanza. La suerte está echada. Los protagonistas están ubicados en sus respectivos lugares y comienza la jugada. El árbitro es el que marca las cartas, no es preciso ningún ejercicio de genialidad pensar que la plataforma del fraude está montada.
¿Cuáles pasos se han dado? El plan viene de viejo, es un calco de un conjunto de actividades que han dado resultado a quienes tienen la sartén por el mango. Durante los últimos cinco o seis años la dictablanda del Partido de la Liberación Dominicana ha impuesto su sello de corrupción, vicios y subterfugios con objeto de mantenerse en el poder.
La composición de la Junta Central Electoral es la misma que narigoneó el proceso del 2012, con todos los vicios, ilegalidades, abusos, trampas, ahora tienen mayor experiencia en los mecanismos del fraude y una actitud de impunidad que ofrece el dominio de todos los mecanismos judiciales, de las Cortes Superiores de Justicia.
Los partidos de la oposición deben estar preparados para combatir, en el mismo momento y en cualquier sitio, la compra de cédulas, la compra de votos. Todo permite suponer que cualquier tipo de práctica que suponga irregularidades ha sido detectado por la oposición y se tengan los mecanismos para contrarrestarlas.
Es ahora, en este momento, cuando todos los mecanismos de defensa del voto deben estar aceitados. Ha llegado la hora de: o to toro, o to vaca, o general o gusano, es ahora o nunca.
El derecho a la vida incluye, por supuesto, el derecho a la defensa personal, de grupo, colectiva. Si el derecho al voto es la diferencia que marca la ciudadanía, debemos defender el voto con ideas, presencia y fuerza, si es preciso.
La tradición nacional de votar por un partido y que los sufragios se cuenten en favor de otro tiene que terminar, también la alteración de las actas, la compra de delegados, debemos impedir la suma de votos de un partido para sumarlos al acta que registra los resultados, en cada mesa.
Independientemente de las trampas del gobierno y la Junta Central Electoral de 1978, la oposición ganó, triunfó e hizo todo lo que debía para que se le reconociera la victoria.
En este momento todo el mundo sabe por qué partido, por cual candidato va a votar. Defendamos nuestros votos a como dé lugar.
Como decía mi compadre Rafael Díaz Vásquez, ¡Ojo al Cristo, que es de plata!

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