Leo Pérez Minaya 
Desde aquel fatídico día -22 de noviembre de 1963 -cuando varias balas asesinas disparadas desde diferentes sitios malograron la vida de John F. Kennedy, ha sido una obsesión mía estudiar y tratar de entender, los reales motivos del asesinato de JFK.
He comprado todos los libros, he escrito varios ensayos, he participado hasta en paneles y programas de televisión. Hasta me he atrevido a señalar los indicios de la conjura. De hecho, ya casi todo está revelado y documentado de quienes participaron y ordenaron todo. Algunos de los autores, en el lecho de muerte y tratando de reconciliarse con Dios, han revelado su rol en esa horrible conspiración. Y no soy yo sólo que digo que fue una conspiración. En 1976 (13 años después del asesinato) con motivo de la aparición del film de Abraham Zapruder y del clamor popular, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre Asesinatos concluyó que fue una conspiración. Entonces, si fue una conspiración — fue porque actuaron más de uno, y punto.
Esa conclusión dejaba mal parada a la Comisión Warren que nombró el Presidente Lyndon Johnson – orden ejecutiva No.11130 de noviembre 29 del 1963 – que concluyó que “Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald sin participación de nadie más”.
Ahora que se avecina y se vislumbra un arreglo de las relaciones de Estados Unidos y Cuba, después de más de medio siglo de conflictos, me he puesto a revisar un documento que reveló (18 de noviembre de 1997), la John F. Kennedy Assassination Records Review Board, una agencia federal de EEUU que supervisa la publicación de documentos gubernamentales relacionados con el asesinato de JFK.
El documento completo, de 1,500 páginas fue publicado online de una forma más completa por el Archivo de Seguridad Nacional el 30 de abril del año 2001. Previamente clasificado como secreto, fue un plan del ejército estadounidense de 1962 que pretendía generar apoyo del pueblo americano para una acción militar contra la Cuba de Fidel Castro, dentro de la más amplia operación Mangosta que era una iniciativa general contra Castro.
El plan Northwoods, que no fue llevado a cabo, pues fue rechazado por JFK, requería varias operaciones encubiertas, incluyendo actos de terrorismo de Estado, real y simulados, en territorio estadounidense y cubano.
Dicho plan, propuesto en fecha 13 de marzo de 1962, por el jefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor, Lyman L. Lemnitzer al Secretario de Defensa de entonces Robert McNamara, fue en realidad, dentro del contexto de la Guerra Fría, y menciono esto, pues de lado y lado, se hicieron diabluras para ganar esa guerra, que de fría no tenía nada, bastante caliente que era.
De hecho, antes que JFK tomara posesión como Presidente, el 20 de enero de 1961, ya el pasado Presidente Dwight Eisenhower había ordenado una acción encubierta contra el régimen de Castro en fecha 17 de marzo del 1960 – 9 meses antes que JFK ascendiera al poder-. En esa fecha, Eisenhower había aprobado el uso de US$ 4.4 millones para cubrir los gastos de acciones políticas, propaganda, acciones militares y recolección de inteligencia. Todas estas instrucciones, en consonancia con su política de la “Doctrina Eisenhower” que consistía en el uso disuasivo de armas nucleares y la intervención en cualquier conflicto en cualquier parte del mundo donde se observara la influencia soviética.
Para los estudiosos del asesinato de JFK, es bueno recordar que las pretensiones de los militares con su propuesta de implementar Operación Northwoods, consistían en: Primero – Iniciar ataques simulados, sabotajes y disturbios en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo y culpar a las fuerzas cubanas. Segundo – Bombardear y hundir un navío estadounidense en la base de Guantánamo, similar al incidente del USS Maine en La Habana en 1898 que provocó la guerra con España – o destruir aeronaves estadounidenses y culpar a Cuba. Tercero -El acoso de vuelos civiles, ataques a transportes de tierra y destrucción de aviones falsos americanos por aeronaves de tipo MIG.
Cuarto – Destruir un aparato no tripulado, haciéndolo pasar por avión comercial lleno supuestamente de estudiantes universitarios en viaje de vacaciones. Quinto – Orquestar una campaña de terrorismo, que incluía el hundimiento “real o imaginario” de refugiados cubanos, y Sexto – Arrasar cosechas arrojando dispositivos incendiarios en Haití, República Dominicana u otros lugares.
Todas estas insensateces fueron rechazadas por Kennedy. Así las cosas, el rompe cabeza continúa sus ineludibles pasos para aclarar uno de los episodios más tenebrosos de la historia contemporánea de nuestra nación.
No hay la menor duda, que el rechazo de estas iniciativas de los militares por Kennedy, sería la semilla y el génesis que dio paso a una conspiración masiva que dio traste con la vida de él mismo. Un día de estos, seguiré ampliando.
