Con los ojos de la comunidad internacional puestos sobre Haití y su vecina República Dominicana, a la que acaba de pedirle que detenga las repatriaciones masivas de ilegales haitianos debido a la situación que se está viviendo de aquel lado de la frontera, llegan en mal momento los videos que circulan en las redes sociales en los que se ve cómo agentes de la Dirección General de Migración, armados con patas de cabra, irrumpen de madrugada en viviendas en El Seibo y se llevan a sus residentes, sin importar si se trata de niños, mujeres (algunas de ellas embarazadas) y ancianos.

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Los agentes de Migración, según las denuncias, no solo se llevaron detenidos a los haitianos sino que también los despojaron de sus pertenencias, sobre todo del dinero y los celulares, lo que le da a esas incursiones de madrugada todas las características de un asalto con violencia y allanamiento de morada, lo que constituye un delito, solo que en esta ocasión perpetrado desde la autoridad con el pretexto de hacer cumplir la Ley de Migración. ¿Qué necesidad hay de hacer esos operativos de madrugada y de manera tan atropellante?

El sacerdote dominico Miguel Angel Gullón, director de Radio Seibo, dice estar de acuerdo conque se haga cumplir la ley, pero no con la forma en que se está haciendo. Y El Seibo, lamentablemente, no es el único lugar del país donde se ha denunciado esa clase comportamiento por parte de los agentes de Migración.

También hay que lamentar que llevamos demasiado tiempo escuchando, gobierno tras gobierno, esas denuncias, y nada pasa para que eso cambie. Aunque a lo mejor ya está pasando por generación espontánea, pues según lo que me contaron la agresión a pedradas y botellazos de que fueron víctimas agentes de Migración en Cristo Rey fue en rechazo, precisamente, del macuteo y la extorsión que parece ser el objetivo principal de sus operativos, un abuso del que ya se están hartando hasta los que no son haitianos, pues lo mucho, como dicen por ahí, hasta Dios lo ve.