El 28 de abril de 1965 surgieron nuevos héroes que enfrentaron al invasor
Agradezco a mi compadre Jesucristo por la vida que me ha dado, las dificultades que ha puesto frente a mí, la fuerza y determinación para superar los obstáculos, la perseverancia para lograr objetivos, el valor y la vergüenza para enfrentar situaciones difíciles, la capacidad de perdonar, aunque no olvide, por el inmenso amor con que me ha dado en padres, esposa, hijos, nietos, amigos y personas que no me quieren bien.
Todo lo agradezco al Señor. No soy tan egoísta para pensar que el Señor nada más tenía agrados para mí, sin ninguna prueba, ganados sin ningún esfuerzo. Nunca es así.
De todos modos, no me quejo. Nunca me he quejado. Cuando la marea subió de forma súbita y fui zarandeado por las olas, de cuyas crestas pasé a la parte más profunda, supe que si todo fuera color de rosa no existiría la policromía, si todos los pájaros cantaran con el melodioso trinar de los jilgueros no hubiésemos tenido el despertador alado de los búcaros, alcaravanes
Si todo fuera bueno no tendríamos la oportunidad de saberlo, puesto que no habría situaciones diferentes para comparar. De ahí la importancia de tener opciones que nos permitan elegir, decidir, escoger.
Mi generación tenía su manera de ver la vida, de enfrentar cada situación; veía la vida a partir del desarrollo social, más que del progreso personal.
Cada generación entiende que resolverá los problemas individuales y sociales, que eliminará el mal para que haya felicidad.
Olvida cada generación, que la vida obliga a construir la historia, trabajar por obtener logros, estudiar para cambiar el mundo con los conocimientos.
Olvida que cuando está a punto de ver sus sueños convertidos en realidad, ya hay una generación sustituta con otros sueños, con otros objetivos, con otros métodos para lograr sus metas.
Cada generación tiene sus héroes, héroes que son una amalgama que comprende héroes de otros tiempos y los que surgen en uno y otro campo de la actividad humana.
Es importante que la sociedad exalte a sus héroes, que los recuerde, que no permita que los héroes mueran porque los héroes deben ser ejemplos intemporales.
El 28 de abril de 1965 surgieron nuevos héroes que enfrentaron a los invasores norteamericanos. Esos héroes fueron formados por padres, tíos, maestros, amigos, lecturas y ejemplos.
¡Suerte! que Dios puso frente a mí tantos héroes cuyo ejemplo me insuflaron vergüenza para hacer frente, junto a miles de dominicanos, a los invasores de 1965. ¡Gracias, Dios mío!