Una vez, creo que en el 1995, me tocó presentar en Providence, Rhode Island, a Leonel Fernández cuando era candidato presidencial y resultó que después ganó la presidencia de la República. Me tocó presentar en Colombia a Danilo Medina cuando también era candidato presidencial, creo que en octubre del 2011, teniendo muchos puntos por debajo, pero declaré por fe que sería el próximo Presidente y hoy lo es.
Y ahora, me tocó presentar al candidato al Congreso norteamericano Adriano Espaillat ante un grupo de pastores, en la ciudad en Nueva York. Gracias al pastor Gregorio Malena. Fue un grato honor y de gran honra que Dios me haya escogido para bendecirlo a fin de que ocupe un puesto en el Congreso norteamericano. A Dios sea la gloria.
La Biblia nos habla que debemos de orar por las autoridades y por los que están en eminencia, los que ocupan puestos públicos o aspiran a ocupar posiciones en el Estado.
Romanos 13 nos habla que debemos someternos a las autoridades. Mientras que en 1 Timoteo 2, la palabra de Dios nos dice: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que tienen autoridad, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.
Esto es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad, pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
¿Y por qué Dios nos ordena que oremos por las autoridades? Primero, para que haya paz entre los hombres y segundo, para que se permita la predicación del evangelio, para que el Estado y esos funcionarios contribuyan a que las buenas nuevas, la palabra de Dios, sea divulgada. Dios quiere que todos los hombres sean salvos.
Es un deber del hombre público contribuir a afianzar los valores de la ética y la moralidad fundamentada en Jesucristo. Hoy en día a lo bueno se le llama malo y a lo malo se le considera bueno. Es una gran responsabilidad para un congresista defender la palabra de Dios y los valores de la Biblia. Lo que la Biblia considera una aberración hay quienes le llaman derechos de las minorías.
Debemos, pues, a esta hora, orar los unos por los otros y orar por las autoridades y pedir sabiduría por Adriano Espaillat. Que Dios quite todo obstáculo y todo impedimento en las mentes y en los corazones para que ocupe la posición para la cual Dios le ha llamado. Pero lo que es más importante que ocupe una posición en el reino de Dios, y el Señor Jesús abra las puertas del cielo para él y para su familia.