Por Dra. Wandy Mejía- Nutrióloga clínica, Nutrición pediátrica/ @wandymejiat
La Organización Mundial de la Salud -OMS- define la alimentación complementaria (AC) como “el acto de recibir alimentos sólidos o líquidos diferentes a la leche”.
Se recomienda la lactancia materna (LM) exclusiva los 6 primeros meses de vida y luego añadir de forma paulatina los alimentos, manteniendo la LM a demanda todo el tiempo que madre e hijo deseen.
La introducción alimentaria va acorde a los hitos del desarrollo y fomento de habilidades sensoriales en los niños como también el desarrollo motor-oral. Cuando inicias, le estas dando la primicia al desarrollo de todo un proceso muy importante para que al final el niño pueda integrarse a la alimentación familiar.
El retraso en la introducción de la AC puede afectar al crecimiento y al neurodesarrollo (habla, motor, etc.), una introducción precoz – antes de los 4 meses- puede aumentar el riesgo de hospitalizaciones ya que el niño/a no tiene la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune.
Se considera que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y deglutir de forma segura los alimentos. No todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo aunque en general estos cambios suelen ocurrir a partir del sexto mes.
El reflejo de la protrusión de la lengua – hacia fuera – es normal y al 6to mes se va perdiendo pero se puede interpretar como rechazo a la comida. Alrededor de los 8-9 meses se va adquiriendo la habilidad de la lengua de realizar movimientos laterales, de la punta de lengua arriba, abajo y tono en masetero para formación del bolo alimenticio, por lo que se introducen sólidos suaves como brócoli, coliflor y zanahoria hervida. El pediatra debe estar informado de todo el proceso para poder dar las orientaciones necesarias.
La introducción a la AC es un proceso gradual iniciándose con porciones pequeñas aumentándose progresivamente conforme crece el niño. Se exponen los alimentos, el niño elige cantidad a comer.
Se recomienda introducirlos de uno en uno, con intervalos de unos días, para observar la tolerancia – aceptación y no añadirles sal, azúcar ni edulcorantes, para que el bebé se acostumbre a los sabores naturales de los alimentos. Los alimentos alérgenos ya se pueden introducir desde el sexto mes y al año el lactante puede comer los mismos tipos de alimentos que el resto de la familia teniendo cuidado con sólidos por riesgo de atragantamiento.
Estudios refieren que según haya sido la alimentación de la madre, influye en los gustos del niño a lo largo de su aprendizaje alimentario.
La silla de comer es importante – desde la bandeja donde el niño comienza a tocar, ensuciarse, descubrir y fomenta el desarrollo de habilidades sensoriales, el reposa pies, que conforme el niño vaya creciendo lo ayuda al tema de propiocepción, y la posición en la espalda que va acorde al sostén de tronco del bebe. Si este no se siente cómodo, es una limitante para disfrutar su exploración. Si no tienes silla busca la manera de como se pueda cumplir los objetivos mencionados.
Vemos en consulta que la alimentación complementaria puede ser un gran reto para las madres que quieren hacerlo bien. Las madres deben ser modelo de sus hijos, comer con ellos y hasta ensuciarse. Disfrutar el momento nos da la oportunidad de ser niños de nuevo. Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a: sodonuclim@gmail.com / @sodonuclim