Continuación de la introducción de la obra Familias Hispanoamericanas del historiador Emilio Rodríguez Demorizi, publicada en 1959.
En este segmento el autor esboza la salida desde la Hispaniola de los grandes conquistadores de América.El estudio cabal de las genealogías dominicanas será de gran interés histórico para la más exacta posición de Santo Domingo en la historia de América, ya que el tronco de las más antiguas e ilustres familias de los pueblos hispanoamericanos hay que buscarlo en nuestra isla, porque fue la Española, cuna de América, llave, puerto y escala de todas las Indias, como la llamó Felipe II, el punto de partida de las grandes figuras del descubrimiento y la conquista: el 12 de noviembre de 1509 sale hacia tierra firme el hazañoso Alonso de Ojeda; pocos días después, Diego de Nicuesa, y el 7 de octubre de 1511 parten hacia la conquista de Cuba por orden de Diego Colón Diego Velásquez y Hernán Cortés, quien hacía de escribano en la villa de Azua. De aquí salen también Juan de la Cosa, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Rodrigo de Bastidas, Juan de Grijalva, Francisco de Garay, Pedro de Alvarado, Pánfilo de Narváez, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Pedro Menéndez de Avilés, Juan Ponce de León y otros ilustres capitanes.
Fue así la Española centro de irradiación de la civilizadora empresa de España en el Nuevo Mundo. Aquí se establecen y fundan iglesias y conventos los primeros evangelizadores: Bernardo Boil, Antón de Montesinos, el padre Córdoba. Viven aquí, actúan y escriben los primeros Cronistas de Indias: el padre Las Casas y Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, (fallecido aquí el 26 de julio de 1557), quienes residieron en la isla, alternativamente, por un lapso de más de ocho lustros. Por aquí discurren también egregios representantes de las letras españolas: Fray Alonso de Cabrera, Juan de Castellanos, Eugenio de Salazar, Tirso de Molina, Bernardo de Balbuena; y compatriotas de Colón como el sabio humanista Alessandro Geraldino y como el historiador milanés Girolano Benzoni.
Con la edificación de la fortaleza, de los conventos e iglesias de la ciudad de Santo Domingo, y particularmente de su Catedral, comienza España su portentosa obra arquitectónica de América. Con la llegada de la virreina doña María de Toledo y de su esposo, el segundo almirante don Diego Colón y de su brillante séquito, se inicia la vida social. Créanse los primeros obispados, la primera Real Audiencia, la primera universidad, y así, por no escasos años, la ciudad de Santo Domingo, fundada en 1497, fue la capital, la sede del gobierno civil y del gobierno eclesiástico de las Indias, con categoría de virreinato desde 1509 hasta cerca de la mitad del siglo. Según la tradición, la blasonada villa mereció desde entonces el pomposo dictado de Atenas del Nuevo Mundo.
Instituto Dominicano de Genealogía