A los que hemos tenido el favor del Señor para llegar a los 73 años con salud, trabajo y una gran familia, haber vivido en dos siglos, pasar de la era análoga a la digital e incluso incursionar en la inteligencia artificial, me permite una visión retrospectiva de cuanto han sido los avances tecnológicos, mientras, simultáneamente, presenciamos el resurgimiento de los autoritarismos populistas, debilitamiento del sistema democrático y un futuro incierto para la humanidad, mi país y mis descendientes.
En mi niñez jugábamos al “topao”, “escondidas”, ver “Cisco Kid y Pancho”, “Boston Blake” y el gato Félix como únicas diversiones infantiles del canal 4, luego con Rahintel disfrutamos de series maravillosas como “Las Aventuras de Rin Tin Tin”. Mis nietos no ven TV, sus juegos son digitales en tabletas y smartphones.
Disfruté de una formación hogareña Católica, estudié la primaria en el colegio Santa Ana, viví la muerte del dictador Trujillo, la salida de Balaguer, el Consejo de Estado, las primeras elecciones libres con el profesor Juan Bosch gobernando y tratando de educar al pueblo, derrocamiento, la inmolación de Manolo Tavárez y sus compañeros del 14 de Junio, la revolución de abril y la vuelta al poder del doctor Balaguer, triunfo del PRD, vuelta de Balaguer, los 16 años del PLD y el retorno del PRD-PRM.
Estudié el bachillerato en el Colegio La milagrosa, al igual que en sólida formación, especialmente en matemáticas, aspiraba a ser un PHD en esa ciencia, pero ante la imposibilidad económica estudié y me gradué “Magna Cum Laude” de Ingeniero Civil en la UASD y posteriormente una maestría en Economía en la PUCMM.
Ejercí la ingeniería en análisis estructural y construcción, fui secretario general y presidente del Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (Codia), ejerzo hace 35 años la comunicación, dirigiendo programas y noticiarios; en ambas áreas fui testigo de los cambios tecnológicos. Durante 15 años tuve el honor de ser miembro de la Junta Monetaria y hasta ahora diez años, en dos etapas, en el Banco Ademi.
Hasta la adolescencia debíamos hacer manualmente las operaciones matemáticas, luego la “regla de cálculo” hasta que llegó la calculadora “Texas Instruments” y volvió obsoleto lo anterior.
Aprendimos el lenguaje “Fortram IV” y las tarjetas perforadas con las instrucciones a la computadora que ocupaba un gran salón en la UASD o en el Colegio La Salle, hasta que en 1986 compré mi primera computadora personal, manejaba Word Perfect y Lotus 1-2-3, hasta que llegó el internet “Dial-Up”.
Desde la regla de cálculo a la laptop, los “smartphone” que son computadoras, cámaras y calculadoras, las tabletas y ChatGPT (inicio de la IA personal), desde la radio y la TV en blanco y negro, al telecable, Netflix, streaming y redes sociales, representa un salto extraordinario en menos de cuatro décadas.
El mundo por venir nos plantea retos como el cambio climático, la crisis demográfica y de inmigración, aquí la haitiana, conflictos geopolíticos, declive de los EE. UU., recurrentes crisis financieras y la desglobalización.
La inteligencia artificial y la robótica harán inútiles cientos de carreras profesionales, sin conocer cuáles áreas del trabajo humano sobrevivirán; lluvias-sobre-sectores-demasiado-vulnerables probablemente la IA hará al “Homo Sapiens” obsoleto.
Complejo mundo lleno de incertidumbres les espera a mis hijos y nietos en las próximas dos décadas, donde con una alta probabilidad estadística no llegaré a la cota 93.