¡Otra vez!

¡Otra vez!

Pedro René Almonte Mejía.

Vuelven una vez más; llegaron con sus uniformes de camuflaje y sus armas largas, se unen a los patrulleros “macuteros”, intimidan con tan sólo verlos, requisan y detienen a todo lo que se mueve. Represión y mano dura es lo que hay, hasta que vuelva la tranquilidad a las calles y ya hay quienes de manera osada se atreven a calificar de exitoso el programa de ciudad tranquila, pero… ¡Otra vez!

Los delincuentes se ríen con la muela de atrás con toda esta parafernalia, ellos (los delincuentes) saben que estas medidas tienen fecha de caducidad, que sólo basta con irse para el campo de los abuelos para “enfriarse”, porque después de la tormenta vendrá la calma, y ya podrán hacer y deshacer como se les antoje. Incluso los pueden “fumigar” a todos y el mismo sistema desigual y sin oportunidades que tenemos ya está incubando la nueva generación de pillos, que son como las cucarachas: pisas una y del otro zapato te salen cinco, se te suben al pantalón y te sacan la lengua.

Qué se puede esperar, si es que los dueños de “todo” en este país hacen hasta lo imposible por eliminar conquistas de los trabajadores y hasta regatean un mísero aumento del 20% del sueldo mínimo no sectorizado. Y es que el estado de cosas actual no es sostenible, donde el que tiene todo quiere más y el que vive la muerte cada día no puede aspirar a ni siquiera llevar el pan a sus hijos de forma honrada.

Ninguna medida contra la delincuencia dará resultado si no se revoluciona lo que tenemos, donde los jóvenes de los ghettos no se les deja otra opción que morir o matar…