Parecería ficción lo enunciado a continuación, pero no, no es así. Al momento de su muerte, Ramón Marrero Aristy estaba corrigiendo un ejemplar mimeografiado de Over, que no llegó a terminar, conforme a la primera edición, dice: “Y como en su rostro se reflejara una emoción pasajera” (pág. 146) y la corregida dice así, de su puño y letra: “Y como en su rostro se haya reflejado alguna emoción pasajera” (pág. 10). Otro ejemplo en un diálogo: – “¿Te molestó ese hombre, querido?” (pág. 147), la corregida: – ¿Te causó buena impresión ese hombre, querido?” (pág.11) Las correcciones conforman casi la mitad del libro de la mencionada edición mimeografiada, que también tiene pie de página explicando algún término, que no tiene la edición Biblioteca Clásicos Dominicanos, de la Fundación Corripio, 1993.En las condiciones que la corrigió, tanto en Santo Domingo como en otros países, que están en el misterio del tiempo pasado.
Escribió Over a los 27 años, a los 9 años del ascenso de Trujillo al poder. Escrita bajo las influencias de lecturas de novelas rusas y norteamericanas. Fue una novela de juventud, con sus aciertos de literatura de denuncia y, por serlo se constituyó,respecto a las obras escritas y las que no llegaron a escribirse, en un tormento hasta su muerte.
No estaba conforme con Over. Había que modificar diálogos, suprimir pasajes, reestructurar planteamientos, que en una novela de denuncia termina siendo que lo que se dice hoy,podría pensar y opinar lo contrario mañana.
Es la obra de un joven narrador que luego en la adultez no estaba tan conforme como podría pensarse de las obras escritas y más de la que tuvo mayor reconocimiento, tomando en cuenta la época en que se escribió y que no volvió a escribir ficción jamás.
Por la intención de reescribir y perfeccionar la obra ya escrita, nada más hay que preguntarles a los poetas que viven reescribiendo sus poemas publicados en libros.
El libro de ficción que se escribe muy joven, que apenas se es escritor en potencia, aun resulte una promesa o se intente reescribirlo décadas más tarde, acaban siendo una especie de tormento, que puede terminar guardado en una gaveta.
Fue lo que pasó con Over, conocida como novela de la caña, como Caña y bueyes, de Rafael Moscoso Puello, ed. la Nación, 1936, publicada años antes.
Por el tema de la novela y porque pasó a ser como una premonición “negra” de un sector de producción nacional de la sociedad dominicana al futuro inmediato.
En prosa no hay un genio a los dieciocho años ni a los veinte y tantos, pero sí en poesía. ¿Qué se pensaría si se dijera que el autor de Over nunca estuvo conforme con su novela de juventud? La novela empezó a tener auge después de la caída de la dictadura, debido a la muerte del autor y a los “misterios” en que estuvo, está envuelta.
Aún dejara de escribir prosa el autor fue madurando la idea de reescribirla, como al efecto lo hizo. Siendo Over, supongo, lo primero que entraba en la maleta cuando iba de viaje de trabajos al exterior de la dictadura.
Ramón Marrero Aristy escribió Over bajo la atmósfera de denunciar la vida laboral en los ingenios azucareros, regenteados por extranjeros, sin nunca nadie imaginarse que Trujillo se incorporaría a la industria azucarera y de la que él fue un colaborador como funcionario y eso motivara a no reeditarla sino muchos años después.
El motivo de revisarla quizás nació de la premonición de la caída del régimen trujillista, como conocedor a profundidad, tanto como lo que pasaba en el país como en el extranjero y de lo que no podía alegar ignorancia.
Lo peor que le puede pasar a un escritor de prosa es que su libro de juventud sea un éxito,principalmente en una sociedad que cada día que transcurría se volvía más tóxica para cualquier tipo de pensamiento, incluyendo al que no se expresaba.
Ramón Marrero Aristy fue un hombre de la Era como tantos intelectuales de la época. Autor de dos libros: Perfiles agrestes, tipos y cuentos dominicanos, 1933; Balsié, narraciones y cuentos, 1938 y Over, ed. La Opinión, Ciudad Trujillo, 1939.
Debido a su incorporación al gobierno de Trujillo, su vocación se vio alterada por sus servicios al régimen, pero durante esos años, quizás no se apartó de su cabeza revisar en el tiempo que le quedaba libre su obra más importante, Over; ya que no podía volver sobre el tema de las otras obras anteriores, quizás porque cada día estaba más lejos de las ideas “progresistas” que dieron origen a la novela y al cultivo delos cuentos y narraciones, pues sus primeras obras tienen su origen en la investigación y necesita de la concentración y del sosiego. No es que la novela no la necesite, pero es más “fácil” escribir una novela que se pueda leer, que buenos cuentos.
Cada escritor, de acuerdo a su personalidad, gusta o no de juzgar su obra de juventud. Muchos la olvidan y la dan como no existente. Es el caso de Rubén Darío. El tamaño de sus obras antes de su libro Azul, 1888 prosa poética y poesía,le abrió la puerta a entender al lenguaje a una nueva forma de ver y sentir que negó toda la poesía anterior.
Rubén Darío no volvió a reescribir aquellos versos de juventud, porque con la poesía posterior, si se consigue lo que él consiguió: crecer horizontalmente y no en espiral, no hay porqué volver atrás a retocar “muertos”, como Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Octavio Paz y en Santo Domingo, Franklin Mieses Burgos, que tiene dos y tres versiones de un mismo poema y la eternidad sin clima, deben de estar “limpiando, retocando” sus poesías. Volver al trabajo realizado tiene su lado enfermo, que tiene que ver con la perfección.
Se perfecciona lo que creemos que se pudo haber hecho mejor después que se hizo, aunque no todos los poetas están enfermos con el poema perfecto, es más frecuente verlo en poesía que en prosa.
En fin, Ramón Marrero Aristy tenía la intención de volver a su novela y suprimirles los “ripios”, principalmente en este pasaje: “Es innegable que hoy no poseo ni un centavo, que estoy solo en el mundo, aun en este pueblo donde me he criado” (edición mimeografiada, pág. 10) “Es innegable que hoy no se tiene ni un centavo, que se está solo en el mundo, -aún en este pueblo donde se ha criado uno- “, (pág. 147)más los diálogos que son los que le dan agilidad al texto en cuestión y en ese tipo de novela de “denuncia” son capitales.
Escribió Over cuando los centrales azucareros pertenecían a emporios extranjeros, que años más tarde Trujillo lo asumió como otra manera de enriquecimiento y creó su paraíso azucarero, a costa de la expropiación y “compras de tierras” y no es verdad que el autor de Over iba a relanzarla, corregida y aumentada, con el auge del Central Río Haina en pleno apogeo mercurial.
Como posiblemente se presentía el final de la dictadura, no estaba de más llevársela en cada viaje y en la habitación del hotel donde botaba el golpe de la misión que encabezaba o formaba parte, la releía despreocupadamente y corregía uno que otro diálogo, y con un trago de whisky al lado, se quedaba dormido.