La enfermedad del coronavirus, que arribó al territorio dominicano hace poco más de un año, puso de cabeza todas las esferas y sectores de la sociedad, transformó la cotidianidad de la población y confinó al país, como si los ciudadanos estuvieran presos sin estarlo.
La educación fue golpeada por la pandemia forzando a las autoridades de ese sector a instituir clases virtuales. No hay dudas de que el covid-19 ha representado un reto para los padres en el acompañamiento de sus hijos en la educación y para los niños que han tenido que adaptarse a un sistema que desconocían, al menos los que están en escuelas públicas.
Hilaria Sánchez, una madre de familia, comenta que pese a que han ido adaptándose, la modalidad virtual ha sido difícil, al punto de la desesperación, debido a que sus hijos no entienden las clases, que en ocasiones envían por WhatsApp o las reciben a través de canales de televisión, sin respuesta, explica además que pasan más tiempo frente a una televisión o al computador. Sin embargo, no está de acuerdo con el retorno a clases semipresenciales, como está previsto para el 6 de abril, por los riesgos que esto podría presentar en la salud de sus niños.
La docente Valdemira Del Carmen también considera que el regreso a la presencialidad es un riesgo de salud no solo para los niños que en la mayoría de los casos son asintomáticos, sino porque podrían ser agentes de contagio a los demás integrantes de la familia.
Sugiere que el retorno a clases debe darse el año próximo «cuando los contagios estén más controlados», al tiempo que propone que este año escolar termine virtual, ya que falta poco menos de tres meses para que concluya.
Sobre los niños que no pudieron acceder a la modalidad virtual, entiende que en el tiempo restante del período escolar 2020-2021 no se puede hacer nada, ya que a su juicio, en dos o tres meses no aprenderán lo que requieren 10 meses.
Del Carmen considera que el factor económico es detonante, como efecto de la pandemia y que los padres tendrán que invertir en uniformes y materiales propios de la presencialidad.
De acuerdo con el regreso a clases. Rafael García, padre de tres, manifiesta que ha sido un reto «interesante, difícil y estresante», ya que sus hijos están en cursos diferentes y aunque reciben apoyo del servicio, no deja de ser complicado atender a varios niños al mismo tiempo. Explica que estaría de acuerdo con el regreso a las aulas, si se hace bajo las normas de salud reguladas.
Otra madre de familia, Julia Rodríguez, cuenta que el aprendizaje de sus hijos ha menguado. En el caso de su segunda hija se ha atrasado en el proceso de alfabetización y necesita clases personalizadas, un acompañamiento que ella no puede brindarle, debido a que recientemente dio a luz y también se reincorporó al trabajo.
Sin pensarlo dos veces, afirma que volver a las aulas es «sumamente necesario», pues en el caso de sus hijos están inquietos por el tiempo que pasan frente a una pantalla y no salir de casa. «Ahora tu casa no es un lugar de descanso, o sea, yo llego a mi casa y no es a descansar, es a hacer tareas, prácticamente colegio y trabajo», señala.