Palacio de Justicia CN se convierte en escenario de protestas

Palacio de Justicia CN se convierte en escenario de protestas

Peledeístas con banderas protestan mientras la Policía vigila.

El Palacio de Justicia de Ciudad Nueva se convirtió ayer en escenario de una protesta que terminó con la rotura de los cristales de una puerta principal; dos diputados y dos seguridad con leves heridas, y algunos afectados por el efecto de una bomba lacrimógena.

Todo lucía tranquilo allí. Los periodistas, apostados desde temprano al pie de las escaleras que dan acceso a las celdas donde pernoctan desde el sábado los nuevos inquilinos del Ministerio Público por el caso Calamar, y exministros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Eran alrededor de las 11:00 de la mañana cuando cientos de personas, portando banderas moradas y bajo la consigna “soy peledeísta, no tenemos miedo”, cubrió la parte frontal de la edificación, incluida sus escalinatas de acceso, adonde fueron bloqueados por la seguridad de la institución.

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Una comisión de diputados encabezada por Luis Manuel Henríquez Beato, gestionaba en la puerta con el coronel Cuevas, que se les permitiera entrar a conversar con el Ministerio Público a quien querían hacerle varias preguntas.

El coronel le decía que estaba esperando una autorización que nunca llegó.

Durante la espera junto a los diputados Carlos Gil, Virginia Doñé, Rudy María Méndez (Ñiñin), Hilda Rosa Genao, Héctor Ramírez y Monin Cruz, entre otros, a Henríquez Beato se le preguntó sobre qué hablarían con el MP.

“Somos una representación de diputados que vinimos a fiscalizar una justicia que dice llamarse independiente y que solo tiene venda para ver un solo color, no para ver la denuncia que hizo el PLD de que este gobierno ilegítimo, llegó ahí con recursos del narcotráfico; ni tampoco la que hizo Angel Lockward de que le dio dinero al presidente Luis Abinader, lo que es muy grave”, dijo.

El detonante

El tiempo corría sin que la autorización llegara, y un periodistas le pidió al seguridad que lo dejara entrar para él continuar su trabajo, a lo cual la prensa tenía derecho.

“No, no, no hay entrada para nadie; el derecho es una cosa, el derecho es orden…”, le respondió la seguridad.

Acto seguido, detrás de los diputados se escucharon voces de manifestantes diciendo, “atropello a la prensa, vamos pa’ adentro, pa’ adentro, abran, abran, abran” gritaban mientras empujaban hasta que se escuchó la rotura del cristal de la puerta romperse y los y la bomba detonar.

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