Panamá a la vanguardia en los programas de vacunación en Latinoamérica

Panamá a la vanguardia en los programas de vacunación en Latinoamérica

Recientemente el Ministerio de Salud de Panamá anunció la inclusión de la primera dosis de refuerzo de la vacuna hexavalente acelular a los 18 meses y del segundo refuerzo de la vacuna tetravalente acelular a los 4 años en su esquema nacional de inmunización. En ese sentido, Itzel de Hewitt coordinadora Nacional del PAI del Minsa, saluda este hito e indica que “con esta implementación, Panamá se pone a la vanguardia en los programas de vacunación de Latinoamérica”.

No es la primera vez que Panamá se pone a la vanguardia en temas de vacunación de la región, pues, en el 2014, se convirtió en el primer país de la región en introducir la vacuna hexavalente en su esquema nacional de inmunización[1]. La hexavalente es una vacuna pediátrica combinada que en una sola dosis protege contra la difteria, el tétano, la tos ferina, la poliomielitis, la hepatitis B y las enfermedades invasivas por haemophilus influenzae tipo b2.

La especialista afirma que casos como el de Panamá deben ser replicados por otros países de la región por sus amplios beneficios. “Contar con programas de inmunización más eficaces e invertir en vacunas más modernas no solo ofrece una mejor protección para la población, sino que, además, genera ahorros relevantes para el Estado, ya que disminuye la carga en los sistemas sanitarios, ya saturados por la pandemia de la COVID-19”.

Panamá aplica un esquema que protege contra 30 enfermedades inmunoprevenibles como tuberculosis, difteria, polio, neumococo, influenza, varicela, sarampión, paperas y está compuesto por 25 vacunas en total[2]. “Si bien contamos con uno de los programas de vacunación más completos de la región, aún se puede robustecer con la incorporación de vacunas con nuevas tecnologías y a través del desarrollo de estrategias de inmunización que aporten en la reducción de las brechas que existen actualmente y que se incrementaron a raíz de la COVID-19”, añade Hewitt.

En ese sentido la coordinadora Nacional del PAI de Panamá explica que la administración de varias vacunas al mismo tiempo (combinadas) no tiene efectos negativos en el sistema inmunitario, por el contrario, reduce los efectos secundarios, permite ahorrar tiempo, dinero[3] y el beneficio de menos puyadas.

En el caso de República Dominicana se mantiene activa la vacunación contra el polio (con 2 dosis de vacuna IPV y 1 dosis de vacuna oral), sarampión, rubéola y síndrome de rubéola congénita a la población infantil desde 1 hasta los cinco años de edad, con miras a mantener el control y erradicación en el país de esas enfermedades[4]

Brechas de vacunación en Latinoamérica

En 2020, 2.7 millones de niños de la región no recibieron las vacunas infantiles esenciales necesarias para mantenerlos sanos[5]. En esa línea, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que las interrupciones de las campañas regulares de inmunización de los dos últimos años han hecho retroceder casi tres décadas de progreso en la vacunación contra la poliomielitis y el sarampión, lo que representa un riesgo real para su reintroducción3.

Para contrarrestar este retroceso, la OPS ha establecido metas para el 2030 para la reducción de las tasas de mortalidad y morbilidad de enfermedades inmunoprevenibles[6]. Una de ellas es alcanzar el 95% de cobertura de la vacunación en menores de 5 años, por medio de los programas nacionales de inmunización; además, proponen asegurar el acceso a medicamentos esenciales y vacunas, al igual que a otras tecnologías sanitarias prioritarias, según la evidencia científica disponible y de acuerdo con el contexto de cada país4.

Al respecto, Itzel de Hewitt reitera la importancia de implementar campañas de inmunización masivas que permitan a los países mantener el control, la eliminación y la erradicación de enfermedades prevenibles por vacunas. “El éxito de los programas de inmunización es innegable, las vacunas salvan entre 4 y 5 millones de vidas cada año[7], pero solo si las personas tienen acceso a ellas. Para ello, se debe aumentar el acceso equitativo y el uso de vacunas nuevas y existentes, para garantizar que lleguen cada vez a más personas, sin dejar a nadie atrás”, finaliza.