Presidentes de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, República Dominicana, Luis Abinader y Panamá, Laurentino Cortizo.
Por Nora Gámez Torres
El aumento dramático de la migración, la crisis en Haití, el impacto de la pandemia y el deterioro de la democracia ha unido a tres países del Caribe y Centroamérica en la búsqueda de soluciones rápidas.
Una alianza entre Panamá, Costa Rica y República Dominicana para coordinar su política exterior espera promover la recuperación económica, encontrar soluciones multilaterales a la crisis migratoria y fortalecer la institucionalidad democrática para contrarrestar el deterioro de las libertades básicas en la región, según comentó la canciller de Panamá, Erika Mouynes, en una entrevista con el Nuevo Herald y el Miami Herald.
La Alianza para el Desarrollo en Democracia, una iniciativa que se concretó en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas el año pasado, surgió para dar respuesta a “los recientes desarrollos regionales, algunos muy preocupantes en temas de democracia” y teniendo en cuenta la “visión compartida en muchos temas de política exterior”, dijo Mouynes.
Tras la iniciativa se encuentra también el interés particular de República Dominicana por encontrar soluciones a la creciente inestabilidad en Haití, de donde han partido miles de migrantes hacia Estados Unidos y Sudamérica.
El miércoles Human Rights Watch alertó sobre un “retroceso alarmante” en las libertades fundamentales en América Latina en su más reciente informe. Los países que conforman la nueva alianza, en particular, ven con preocupación los eventos en varias naciones vecinas. Y el hecho que solo esté integrada por tres gobiernos indica hasta que punto Centroamérica y el Caribe se encuentran en crisis.
El reporte de Human Rights Watch destaca la inestabilidad en Haití, donde a la crisis de gobernabilidad tras la creciente violencia de las pandillas y el asesinato del presidente Juvenel Moïse se suman los efectos devastadores de un terremoto y la pobreza rampante.
En Centroamérica, el informe menciona las elecciones sin garantías democráticas en Nicaragua así como el aumento significativo de la migración tras dos años de efectos acumulados de la pandemia.
La Alianza ha sostenido varias reuniones para coordinar una respuesta a la situación de Haití, por su repercusión en la crisis migratoria y sus efectos no solo en los países receptores sino también en aquellos que sirven de tránsito.
Panamá ha visto el número de migrantes irregulares que llegan al país desde Colombia camino a Estados Unidos pasar de 8,000 en el 2020 a más de 130,000 el año pasado, dijo la canciller. Muchos proceden de Haití, agregó.
“El problema de la migración no lo va a resolver ningún país solo,” dijo. “Hay que involucrar a socios que tienen un interés marcado como Canadá, Estados Unidos, México” y la alianza sirve para “traerlos a la mesa”.
Representantes de diez países — Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Ecuador, Brasil, Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica — se reunieron en Panamá para abordar el tema migratorio en agosto del año pasado.
Llamado a Acción
De la reunión salieron acuerdos para aumentar la cooperación judicial en la lucha contra el tráfico humano y como resultado, ya ha sido desmantelada una red de tráfico de personas, dijo la ministra panameña.
La necesidad de que los países de la región ofrezcan oportunidades para la integración de los inmigrantes y el tratamiento adecuado de los que llegan en tránsito hacia otros destinos también ha centrado las discusiones. Muchos haitianos han probado suerte en países como Chile, por ejemplo, de donde han tenido que emigrar de nuevo por la falta de acceso a empleos.
“Pedimos coherencia en esas prácticas y políticas migratorias de manera que si hay algún estado que decide promover la recepción de migrantes, tienen que tener las facilidades adecuadas para poder atenderlos,” dijo la canciller. “Son historias muy duras, a veces [los migrantes] pasan hasta por cinco países y Panamá es el primer país que les da atención médica, alimentación, alimentación específica para los niños y las madres lactantes, y albergues. Pero este nivel de apoyo y enfoque humanitario no lo puede cargar solo Panamá”.
Las naciones que conforman la Alianza también esperan aunar esfuerzos para potenciar la recuperación económica y promover sus mercados en Europa, Estados Unidos y Asia, según dijo Mouynes en un evento virtual organizado por el Wilson Center con sede en Washington el martes, en el que también participaron los ministros de relaciones exteriores de Costa Rica y República Dominicana.
Tomados en conjunto, los tres países representan un volumen de mercado que los convertiría en el tercer socio comercial de Estados Unidos en la región y el quinto de la Unión Europea.
En el evento, los cancilleres aclararon que su intención no es suplantar las funciones de instituciones como la Organización de Estados Americanos sino coordinar declaraciones, iniciativas y candidaturas ante organismos multilaterales, por ejemplo.
El presidente Joe Biden calificó a la Alianza de “inspiradora” en su discurso de cierre de la Cumbre por la Democracia en diciembre.
«Es importante demostrar que cuando tú mantienes un estado de derecho, donde tienes instituciones democráticas sólidas, los países avanzan,” recalcó Mouynes. “Yo creo que ese es un mensaje en positivo que es necesario y está faltando en la región”.