Francisco les dijo que en ningún caso están más allá de todo reproche, y que de hecho son vulnerables a la maldad
El papa Francisco advirtió el jueves a los burócratas del Vaticano que tengan cuidado con el mal que acecha entre ellos, que describió como “demonios educados” que asedian a la gente que vive la fe católica de forma rígida y presuntuosa.
Francisco aprovechó su mensaje anual de Navidad a la curia romana para volver a advertir a los cardenales, obispos y sacerdotes que trabajan en la Santa Sede que en ningún caso están más allá de todo reproche, y que de hecho son vulnerables a la maldad.
Francisco les dijo que al vivir en el corazón de la Iglesia católica, “podríamos caer en la tentación de pensar que estamos seguros, que somos mejores, que ya no nos tenemos que convertir“.
Sin embargo, los residentes en el Vaticano corren más peligro porque están cercados por “demonios educados”, que “entran con educación, sin que uno se dé cuenta“, dijo el papa a los religiosos en el Salón de las Bendiciones del Palacio Apostólico.
Hace años que Francisco utiliza su mensaje de Navidad para dar una reprimenda anual a los burócratas del Vaticano, a los que guía en un “examen de conciencia” típicamente jesuita para ayudarles en el arrepentimiento antes de Navidad.
Sus críticas más duras llegaron en 2014, cuando enumeró los “15 males de la curia” que sufrían algunos, como el “terrorismo del chisme”, el “Alzheimer espiritual” y vivir “hipócritas” dobles vidas. Al año siguiente, Francisco ofreció un antídoto para esos pecados con un “catálogo de virtudes” que confiaba en que siguieran en su lugar, como la honestidad, la humildad y la sobriedad.
Este año tuvo un tono similar, y Francisco retomó sus críticas a formas de abuso que los religiosos utilizan incluso entre ellos.
“No existe sólo la violencia de las armas, existe la violencia verbal, la violencia psicológica, la violencia del abuso de poder, la violencia escondida de las habladurías”, dijo el pontífice en una posible referencia a un nuevo caso de abuso de autoridad que ha remecido su orden jesuita. ”No aprovechen su posición y papel para mortificar al otro“.
El papa también pareció dirigirse de forma más general a tradicionalistas y ultraconservadores, que se han convertido en sus mayores críticos.