Quiero compartir la tradición de desear cosas buenas en el año nuevo para mis parientes, amigos y todo el pueblo dominicano, aspirando a que cambie el denominado Sistema Dominicano de la Seguridad Social, compendiado en la mentada Ley 87-01, del 9 de mayo del 2001, donde mi gremio y/o sus dirigentes de entonces se dejaron envolver inocentemente aprobando un instrumento jurídico defectuoso que ahora, después de 21 años, es cuando evidencia más sus peores errores. Que este año sea el de cambiarle a) La existencia de intermediarios que solamente derivan beneficios económicos sin favorecer a los afiliados; b) Un sistema de pensiones y jubilaciones que acumula fondos y retranca con burocracia criminal a los que adquieren su derecho a retirarse; c) La vergüenza de anunciar orgullosamente que el sistema tiene alrededor de mil millones de pesos acumulados, mientras mueren obreros y empleados por enfermedades catastróficas que usando “centavos” de esa fortuna podrían salvarse y d) Equilibrar la composición de los organismos rectores para que los patronos no superen la votación de los representantes de los afiliados.
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