Luis Abinader e Hipólito Mejía son demócratas a tiempo completo y celosos con la voluntad democrática de los votantes.
El primero sostuvo que para legitimarse en el poder Maduro tenía que ser transparente en el proceso electoral y conteo de actas, para intentarlo le cogió la noche, la oposición política entregó las pruebas, el 81.8% de las actas firmadas, perdió por muchos votos las elecciones presidenciales.
El segundo pidió a comunidad internacional que sin dilación reconociera al diplomático Edmundo González Urrutia ganador y presidente electo de Venezuela. Mientras los dos lideres del PRM se expresaron con absoluta claridad, sin miedo a nadie y a nada, el discurso de la oposición dio pena, recordaron el de Tres Patines en la Tremenda Corte.
Los dos líderes del PRM son consecuentes con la deuda política histórica de los dominicanos con el pueblo venezolano, recordemos, Rómulo Betancourt, presidente después de la expulsión del dictador Marcos Pérez Jiménez y exilio en República Dominicana en 1958, dijo, como principio, rechazaba reconocer cualquier gobierno no fuera elegido democráticamente, rompiendo relaciones con República Dominicana, lo que contribuyó poco tiempo después, el 30 de mayo de 1961, con el final de la dictadura de Trujillo.
Carlos Andrés Pérez, acompañado del expresidente Rómulo Betancourt, dijo que rompía relaciones con el país, Venezuela no toleraría retroceso democrático en República Dominicana, cuando militares del presidente Balaguer entraron a la Junta Central Electoral para impedir se proclamara a don Antonio Fernández y Jacobo Majluta Azar ganadores de las elecciones presidenciales de 1978. El discurso del presidente Carlos Andrés Pérez fue clave, contribuyó a que Balaguer cambiara de parecer, desmovilizara los guardias y la Junta Central Electoral reconociera la victoria aplastante de la boleta del PRD.
Durante la campaña de 1978 recorrí el país acompañando a mi amigo Jacobo Majluta, y puedo dar testimonio de la decisión que habían tomado los dominicanos, sacar del poder a Joaquín Balaguer, como los venezolanos con Maduro el pasado 28 de julio.
La oposición política ha querido justificar su posición “Tres Patinada” con el falso argumento de que la economía dominicana se benefició con la alianza petrolera Petrocaribe lanzada por Chávez a mediados de 2005, cuando Leonel Fernández iniciaba su segundo gobierno, fue lo contrario por los siguientes motivos.
Primero, engañosamente se dijo que se rebajaba precio barril de petróleo y derivados, nunca sucedió, la factura de embarques se calculaba y pagaba tomando como base precio del crudo mercado internacional.
Segundo, como préstamo en dólares el gobierno de Venezuela devolvía al dominicano (2005-2012) 40% de lo facturado y pagado, recursos que, por lo general, utilizó para financiar gastos corrientes.
Como consecuencia, brutal fue el aumento deuda externa de República Dominicana con Venezuela, el balance se multiplicó por 16, las estadísticas oficiales reportan que de US$194.5 millones en 2005 se elevó a US$3,086.9 millones en 2012.
Tercero, por la deuda en dólares el pueblo dominicano pagó la tasa de interés del mercado internacional, y cuarto, Venezuela monopolizó el mercado petrolero de los países del Caribe, incluyendo el de República Dominicana, solo como ejemplo, nuestras compras diarias promediaban alrededor de 150 mil barriles de crudo y derivados.
En suma, la alianza petrolera Petrocaribe para Venezuela fue negocio redondo: vendió el barril de crudo y derivados a precio internacional; sin riesgo coloco exceso de dólares en cuentas fiscales gobiernos países del caribe; cobro intereses, y monopolizo mercado de crudo y derivados. La alianza petrolera fue un negocio malo para la economía dominicana.