Mientras las familias de las víctimas mortales que viajaban en un autobús de la ruta 66 del sector Quita Sueño, en Bajos de Haina, San Cristóbal, los entierran entre el dolor y la impotencia, otros esperan apostados en los hospitales la recuperación de los que pudieron sobrevivir, tras ser arrastrados hasta un precipicio por un camión cargado de cemento, la mañana del miércoles.
Lamentan que a este tramo de la carretera Sánchez, con una bajada peligrosa y un abismo, las autoridades no presten atención, pese a las reiteradas peticiones de que actúe y evitar así más desgracias.
Critican la pérdida de tantas vidas en esa tragedia acaecida cuando el camión embistió el autobús con 36 pasajeros a bordo. Narran lo terrible de levantarse a trabajar y encontrar la muerte por un descuido y como tal, evitable.
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Es el caso de Ángel Iván Linares, de 33 años, su familia no ha dejado un segundo el Hospital Juan Pablo Pina. En el mismo centro está la madre de Marlyn Paula, quien hace lo mismo.
En el Hospital Regional Doctor Marcelino Vélez Santana, Luis Gómez, esposo de Vianny García, narra que nunca imaginó que su esposa era una de las atrapadas entre los hierros y cemento esparcido al momento del autobús caer al precipicio en el que está la cañada.
Entre lágrimas expresó que de su compañera haber muerto no sabría cómo reaccionar ya que su mente no asimilaba lo ocurrido. Hoy estaría de alta.
Otros prefirieron no hablar mucho con la prensa ya que aún permanecen en choque por la magnitud del siniestro. No obstante, señalaron que conocen a fallecidos, ya que vivian cerca. Piden justicia.
Otros heridos
En el Hospital Traumatologico Doctor Ney Arias Lora, siguen ingresados Julita Campusano, Pável Ramírez y Anthony Domínguez en observación y manejo con condición estable. El Vélez Santana ofrece asistencia a siete.
Una niña de seis años fue asistida en primera instancia en la emergencia del Centro Cardio-Neuro-Oftalmológico y Trasplante (Cecanot) al llegar con abrasiones en la córnea y luego trasladada al Hospital Robert Reid Cabral por una herida en un brazo.
De cuidado y observación
Al habar de sus pacientes en condición de cuidado y observación clínica, dicen que el destino les cambió para toda la vida.
La angustia fue indescriptible, narra Marlyn Paula. Ha sido difícil. Su progenitora iba a laborar.
El ambiente en los hospitales es de mucha ansiedad. Para los familiares cuando una familia entierra a los suyos, es un desafío ser agradecidos.
De la negación al shock
Una mañana rutinaria, en la que los 36 pasajeros viajaban a Santo Domingo a incorporarse a sus jornada diaria terminó en un drama desgarrador.
“Es ahí cuando entré en shock al recibir esa llamada que cambiaría el resto de mi vida”, expresó una pariente que expone pasó de la negación al shock.