José Bujosa, Altagracia Vásquez Aristy, Emna y Sagrada Bujosa en la Plaza de Los Palmeros. Hoy/ Napoleon Marte.
Es probablemente el único parque en la República Dominicana que, además de ofrecer recreación y esparcimiento, educa sobre la historia política reciente, rinde homenaje a héroes y mártires y mantiene vivo el recuerdo de sus luchas.
La Plaza Los Palmeros no solo es un homenaje a Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Ulises Cerón Polanco y Bienvenido Leal Prandy, muertos en combate con policías y militares el 12 de enero de 1972. También rinde tributo a cerca de 800 víctimas del gobierno de 12 Años de Joaquín Balaguer, a guerrilleros asesinados en 1963, a caídos durante la tiranía de Trujillo y participantes en su ajusticiamiento.
Los nombres de los desaparecidos y aniquilados en el balaguerato figuran en el “Muro de los recuerdos”, una estructura tan amplia que casi bordea el memorable espacio. Las identidades de los demás están inscritas en los bancos. No es, ni se siente, como un monumento funerario. A ellos, como al visitante, los arrullan las olas del mar y los alegra el intenso colorido de flores y árboles esparcidos por el hermoso entorno.
La obra es el fruto de la tenacidad de los miembros de la Fundación Amaury Germán Aristy y de parientes, compañeros y amigos de los integrantes de los Comandos de la Resistencia que no han desmayado en sus gestiones ante gobiernos, funcionarios, instituciones, autoridades municipales para mantener vivo, embellecido y limpio el lugar. También han recibido colaboración desinteresada de moradores de los alrededores y comunitarios.
La plaza fue inaugurada el 12 de enero de 2013 luego de que el expresidente Leonel Fernández emitiera un decreto declarando de utilidad pública e interés social los terrenos. El Ayuntamiento de Santo Domingo Este, en la administración de Juan de los Santos, la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, la Comisión Presidencial de Embellecimiento Público, el Jardín Botánico, Miguel Cocco, César López, Jaime David Fernández, José Larrauri, Gladys Caba, Claudio Caamaño Vélez, entre otros, han cooperado para levantar y mantener el parque, cuyo diseño y supervisión estuvo a cargo del arquitecto René Alfonso, quien sostuvo vínculos cercanos con Amaury German y Virgilio Perdomo. Desde hace tres años la Fundación recibe fondos del Estado.
La evocación a Los Palmeros no solo es palpable en esta plaza que distinguen cuatro banderas dominicanas y la verde y negra de la Fundación en el kilómetro 15 y medio de la autopista Las Américas. Además, se respira en la casa donde vivieron, en la cueva desde la que pelearon y en el Club Deportivo 12 de Enero. Conforman un conjunto para los habitantes del barrio “Aguas locas” y sectores aledaños, obtenido por los tesoneros José (Chino), Sagrada y Guillermina Bujosa Mieses, Manuela Aristy viuda Germán, Gianella Perdomo, Carmen Rita Morera, César Félix y Emna de Bujosa.
La calle Amaury Germán Aristy ha sido denominada “La ruta de Los Palmeros” porque conduce a estos sitios emblemáticos.
Sobre esta plaza modelo conversan Sagrada, viuda de Amaury; Emna y José Bujosa, Altagracia Vásquez Aristy, tía de Amaury; Juan Miguel Rosario, abogado y comunitario que colabora con la Fundación al igual Yosania López, directora del Centro de Estudios Los Palmeros y María Martínez, que da seguimiento a la limpieza y el ornato.
Los lugares, empero, están afectados por situaciones negativas que no han sido resueltas pese a incansables peticiones ante los responsables de solucionarlas.
“Muro de los recuerdos”. “Es viviente y somos la única Fundación que tiene esa característica”, afirmó Sagrada Bujosa que, junto a Eddy Germán y Carmen Rita Morera investigó para preparar el inventario de los mártires de los 12 años. Abarca desde 1966 hasta 1978 e incluye la posterior desaparición de Narciso González. La fuente fueron los archivos del periódico El Nacional.
“Fuimos muy juiciosos para no confundir muertos por delincuencia y no por razones políticas”, agregó.
Significó que “la memoria, la historia oficial, no contiene estos nombres” y que la relación “es un instrumento que puede llamar a otras investigaciones sobre ese muro reflexivo, educativo, testimonial. Ellos están ahí hablando…”.
Los libros, añadió “no recogen nada de esto. Es preciso darle una mayor difusión y aprovechar el peso que tiene el desarrollo de la tecnología para darlo a conocer”.
La Plaza tiene un vasto gazebo al que acuden turistas, estudiantes y otro público a celebrar actividades. Cuenta con baños para damas y caballeros que María y otros servidores desinteresados mantienen higienizados.
Es tranquila pese a estar en una de las más transitadas avenidas de la zona Este, y es bella, con sus pequeñas avenidas y rotondas sembradas y rodeadas de palmas, cactus, nin, jacarandas, flamboyanes, trinitarias, uva de playa, tú y yo, robles, almendros, cayenas, protos… Cuenta con zafacones que ayudan a mantenerla libre de basura, y con un mural donde se exponen las normas para visitarla y permanecer en ella.
Necesidades. La Plaza de los Palmeros necesita vigilantes diurnos y nocturnos. Tuvo dos militares y un encargado de mantenimiento de los que fue despojada, al igual que de las camas donde descansaban.
“Hemos hecho gestiones con el general Paulino Sem para que nos reponga los militares, hay vandalismo, se han llevado alambres, llaves de los grifos, las banderas, el gran afiche con las fotos de Los Palmeros y se cometen actos obscenos, sobre todo en la noche”, declaró José Bujosa.
Las vías del sector, algunas de las cuales fueron designadas con el nombre de los revolucionarios, no están rotuladas, los letreros son una petición que han hecho al Ayuntamiento de Santo Domingo Este, así como que se cambie el nombre de “Aguas locas” al barrio por el de Los Palmeros. También han solicitado al 911, sin ser atendidos, que instale cámaras de seguridad.
Cuando el grupo Los Palmeros se estableció clandestinamente en el área, todo era un inmenso monte. La cueva era de difícil acceso. Ahora el sitio está superpoblado, repleto de negocios y familias. La cueva está tapada por la basura que depositan nuevos vecinos que la circundan.
La Fundación, no obstante, “se ha mantenido persistente y coherente en 48 años para que ellos no se olviden”. Juan Miguel Rosario expresó: “Hemos cogido valor con este parque, ligados a esta causa. Esta fue la cuna de la resistencia”.