WASHINGTON .— Una vez más, la ley de salud del presidente Barack Obama también conocida como «Obamacare» ha sobrevivido a una experiencia cercana a la muerte.
No es el fin de la controversia sobre el tema, sin embargo, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, reconoció que «viviremos con el ‘Obamacare'» por un tiempo.
Ryan retiró de votación la iniciativa que los líderes republicanos de la Cámara Baja habían elaborado para revocar y remplazar la ley de salud de Obama debido a que no pudo conseguir suficientes votos para su aprobación, pese a que tenía el visto bueno del presidente Donald Trump.
Fue un nuevo intento de anular la Ley de Salud Asequible, que ha superado ya un par de impugnaciones en la Corte Suprema.
Trump culpó a los demócratas del fracaso de la iniciativa y reiteró sus calamitosas predicciones: El Obamacare «está haciendo implosión y pronto hará explosión, no será bonito».
Aunque algunos segmentos de la normativa tienen problemas evidentes, otros funcionan bien y han reducido la tasa de personas sin seguro médico a un récord mínimo.
La ley de salud asequible (también conocida como ACA) aumentó la cobertura de salud de dos maneras: amplió el programa Medicaid para que abarque más adultos de bajos ingresos y subsidió las pólizas médicas privadas mediante los mercados de seguros como HealthCare.gov.
Ambos aspectos contribuyeron a que la tasa de personas sin seguro médico bajara a menos de 9% en Estados Unidos.
Sin embargo, las primas y otros costos aumentan a un ritmo mayor al previsto, y las aseguradoras del sector se han retirado de algunos mercados, con la subsiguiente reducción de opciones para los consumidores.