Gracias a lo predecible que puede ser el encono político no fue muy difícil adivinar a quién dirigió la indirecta el expresidente Leonel Fernández cuando afirmó que en el país hay partidos en proceso de extinción, condenados a desaparecer del escenario más temprano que tarde.
Seguro estoy, sin embargo, de que en el PLD no se dieron por aludidos, pues por ahí andan varios partidos que desde hace años están “en proceso de extinción” y no acaban de extinguirse, un milagro de supervivencia que puede atribuirse a las siempre oportunas alianzas con el “que va a ganar”; o porque en nuestro sistema de partidos los pequeños o también llamados minoritarios pueden ser fuente de grandes negocios, con los consecuentes beneficios para sus propietarios, como dijo alguna vez Guido Gómez Mazara refiriéndose a Miguel Vargas y el PRD del Jacho Apagao.
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Y si lo piensan bien llegarán a la conclusión de que para ciertos políticos resulta más conveniente tener un partido pequeño pero con capacidad de hacer mucho ruido (como ese mismo en el que ustedes están pensando), que un partido grande donde los presidenciables viven matándose unos con otros por ser el candidato, en un proceso de canibalización del que muy pocos salen indemnes. Tal vez sea eso lo que explique que en la JCE hay 54 solicitudes de nuevos partidos y movimientos políticos que buscan reconocimiento legal, muchos de ellos con la intención de participar en las elecciones del 2024.
Por eso lamento decirle, doctor Fernández, que no es verdad que aquí hay partidos en proceso de extinción sino todo lo contrario. Incluso, como usted recordará, pueden regresar a la vida los que se creía extintos como el Partido de los Trabajadores que sirvió de plataforma a su Fuerza del Pueblo. Que por una de esas paradojas de nuestra vida política, para nada ajena a esas trasmutaciones partidarias, trata de desplazar del poder a otro que se creía que ya no existía; Alianza Social Dominicana, de cuyas cenizas emergió el PRM.