Pedro Haché cree fácil solucionar problemas de avenida Anacaona

Pedro Haché  cree fácil solucionar problemas de avenida Anacaona

“Si hubiese una voluntad política habría solución al problema de la Avenida Anacaona y del Parque Mirador Sur” Pedro Haché. Hoy/ Napoleón Marte 29/11/2019

La Avenida Anacaona requiere ser ampliada, y el arquitecto Pedro Haché, consciente de esa necesidad, asegura que puede lograrlo “sin quitarle un solo metro al Parque Mirador Sur”, al contrario, lo embellecería e iluminaría más.
La propuesta del también ingeniero, urbanista y promotor de proyectos consiste en eliminar la acera sur de esa vía, por la que casi nadie camina debido al desacierto que representó elevarla, manifestó. Con esta medida agregaría un carril que podría ser empleado como estacionamiento o para el tránsito de vehículos. “Pondría los postes de la luz dentro del parque, dejando ese espacio completamente limpio”, añadió.
Su otro plan consistiría en construir un edificio multipisos de parqueos en el techo del túnel de la avenida Núñez de Cáceres, capacitado para estacionar alrededor de tres mil vehículos, “con vegetación, como se estila en el urbanismo moderno”.
“Todos tendrían que parquearse ahí obligatoriamente, o sino, abordar el tren para movilizarse”, significó. Hace años que el tren fue eliminado, sería preciso restablecerlo.
Después de una prolongada entrevista en su oficina, el ingeniero Haché invitó a un recorrido por ese conjunto cuyos espacios y belleza han sido opacados en algunos tramos. Reside en la avenida Anacaona desde hace 20 años, y en ella ha construido varias torres, entre estas, las “Gemelas del Parque”. Estuvo, además, entre los fundadores del sector Los Cacicazgos, donde edificó su residencia cuando el metro costaba ocho pesos. “Ahora está a mil dólares”, añade. Residió en la calle “Onaney”. Considera que Pablo Mella, constructor de Los Cacicazgos al que atribuye enorme capacidad profesional y con quien ingresó a la Universidad, cometió dos errores: “No hizo un sistema de drenaje de aguas negras y no soterró el cableado”. Pero expresa que el trabajo “fue muy bueno, pocos vimos entonces la belleza del lugar”, que en algunos aspectos “se ha desnaturalizado”.
Conoce perfectamente el área, además, debido a que por ahí camina a diario. Posee sobrada experiencia como desarrollador de construcciones, como fueron el Instituto Postal Dominicano (Imposdom), “un orgullo en Latinoamérica”; el Conservatorio Nacional de Música en la etapa de 1992, cuando aprovechó las Cuevas de Santa Ana para hacer el anfiteatro; la Biblioteca República Dominicana y sus vecinas, las Oficinas Gubernamentales, el aeropuerto de Puerto Plata… Es también el restaurador de la Ciudad Ganadera y diseñó las estafetas de correo de la capital y del interior.
Un segmento de la Avenida del Puerto fue responsabilidad suya, y en 1994 el presidente Joaquín Balaguer le encargó ubicar el sitio para construir un centro de convenciones que no ejecutó. Al año devolvió al mandatario 27 millones de pesos que le había adelantado, justificándole: “Si señas valen, el tiempo no va a alcanzar”, significando que se avecinaba un cambio de mandato. Balaguer dejó de hablarle unos meses.
Fue gerente general del Banco Nacional de la Vivienda y durante su gestión se construyó la urbanización La Pradera, “bajo mi responsabilidad”.
Haché es un crítico vehemente de los dislates urbanísticos que han convertido la ciudad “prácticamente en una aldea”, exclama, mostrando marañas de cables del tendido eléctrico, contenes alterados por la siembra de árboles inapropiados, como el flamboyán, que considera propio de parques.
“Este país hay que llenarlo de palmas reales, porque es bella y sus raíces no levantan el concreto, no producen tanta basura, no hay que vivir podándolas”, enfatiza confesando que a veces salir representa para él una carga emocional, el desconcierto absoluto. Recorre avenidas de la ciudad señalando desaguisados. “Mire esos contenes, a treinta centímetros de alto, cuando en todas partes del mundo están desapareciendo. ¿Cómo lo cruza un inválido? Es horrible… Y son tan bárbaros que siembran flamboyán en la isleta, a pesar de que interfieren con el tendido eléctrico. No hay elegancia”.
Violaciones en el Mirador Sur. En una gran cantidad de espacios del área interior del Parque Mirador Sur se han habilitado parqueos y abierto pequeñas carreteras que salen a la Avenida Anacaona.
Pedro Haché los va señalando con indignación. Un famoso restaurante ocupa un espacio amplísimo para que sus clientes disfruten de parqueos desahogados. La extensión tomada al parque y quizá a una parte de la Anacaona, no es pequeña.
Y por lo menos cuatro instituciones estacionan también vehículos en el interior, comprobado in situ.
“¡Eso no debe ser! ¡Hay que recuperar esas partes del parque!”, reacciona Haché.
Ese parque “es uno de los grandes logros del presidente Balaguer, es un pulmón, todo el mundo puedo usarlo, no hay discriminación”. Pero las entradas y salidas de vehículos lo han convertido en un peligro, aparte de la contaminación que produce ese tráfico.
Haché ignora quién ha permitido esas violaciones. Los casos son bastante obvios. El parque y parte de lo que corresponde a la Avenida Anacaona son hoy un amplio estacionamiento.
“Si hubiese una voluntad política, habría solución para el problema de la Avenida Anacaona y el Parque Mirador del Sur”, enfatiza.
Ese espectáculo, expresa, “hace daño no solo al medio ambiente, sino al espíritu”.
Además de esta apropiación y usos irregulares, señala que en la avenida Anacaona hacen falta semáforos y que deben instalarse “combinados, en cada esquina”. “Esos postes de luz están horribles y ocupan espacio, hay que entrarlos al parque”, comenta. Y viendo las enredaderas de alambres se escandaliza: “¡Eso es una locura, eso afecta la mente!”.
Su sueño es rescatar las áreas tomadas. “El parque lleno de carros, ¿es parque o es parqueo?”, cuestiona mirando el panorama del Mirador Sur.
En cuanto a extender la Avenida Anacaona, dice con esperanza: “Ojalá poder hacer esto antes de morirme, es un deseo que tengo desde hace años, y hacerlo no resulta caro, sale barato”.
Pedro nació el 27 de febrero de 1934 en San Pedro de Macorís, hijo de Pedro Haché y Emma Haché, libaneses. Tiene 85 años que no aparenta. Dirige su oficina, adornada con pinturas inmensas de sus construcciones. Su mente es lúcida y sus movimientos ágiles.
Manda a estacionar un vehículo sobre la acera sur de la avenida Mirador para demostrar que puede convertirla en otro carril y explica: “No estoy robando nada al parque, al contrario, le estoy dando gracia. Esta acera es horrible”.
En cuanto a residencias de la avenida Mirador Sur levantadas en la orilla obstaculizando el paisaje, exclama: “Son construcciones ilegales, no hay ayuntamiento del mundo que pueda permitirlo. Eso es invasión, eso afecta la vista, el ornato, pero lo principal es que eso es ilegal”.