Peña Gómez y la reelección 53 años después

Peña Gómez y la reelección 53 años después

Hace medio siglo, José Francisco Peña Gómez defendió, el primero de octubre de 1970, su tesis titulada “La Reelección”, para graduarse de Doctor en Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), investigación que obtuvo la calificación sobresaliente, la más elevada de la academia primada de América.

El líder político estudió las reformas constitucionales en República Dominicana y su consecuencia inmediata manifestada en el fracaso de la democracia representativa a la luz del Derecho Constitucional. En 2010, Franklin García Fermín, actual ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, publicó la referida tesis cuando era rector magnífico de la universidad estatal.

La reflexión final escrita por Peña Gómez era que en República Dominicana había fracasado la democracia representativa desde la fundación de la nación en 1844, que los breves periodos de gobierno democrático concluyeron penosamente ahogados por la violencia antijurídica de los déspotas, por la subversión del caciquismo y, finalmente, por la acción coordinada de la oligarquía y el imperialismo.

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“El reeleccionismo es la marca que han dejado impresa en el Derecho Constitucional el despotismo y la opresión, por eso, ningún gobierno que lo ha hecho consignar en una Constitución ha sido plenamente democrático”, sostenía quien emergía como el líder demócrata más grande del Siglo XX dominicano. Ilustró su tesis con los fracasos de Pedro Santana, Buenaventura Báez, Cesáreo Guillermo, Ulises Heureaux, Ramón Cáceres, Horacio Vásquez y el tirano Trujillo.

El año que Peña Gómez presentó su tesis, Joaquín Balaguer alcanzó, manu militarí y vía fraude, su primera reelección; repetiría la fórmula en 1974, 1990 y 1994 con resultados siempre ominosos para el país.

El ideario antireeleccionista de Peña Gómez duró hasta su muerte acaecida el 10 de mayo del 1998. Adherida al PRD como principio fundamental, los gobernantes signados por esa teoría tuvieron que enfrentarse a la decisión de reelegirse o no; Antonio Guzmán la intentó, pero terminó mal, Jorge Blanco la rechazó, pero terminó peor. Hipólito Mejía rompió el hechizo, modificó la Constitución, pero, aunque perdió, dejó el legado de la reelección por un segundo mandato consecutivo y nada más, que el PLD incorporó en la “reforma” de 2015.

En cambio, Luis Abinader carece de ataduras jurídicas y de doctrina para repostularse, pues el Artículo 124 Constitucional dispone: “…Presidente o la Presidenta de la República podrá optar por un segundo periodo constitucional consecutivo y no podrá postularse jamás al mismo cargo ni a la Vicepresidencia de la República”.