Es evidente que Antoliano Peralta, Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, perdió su tiempo al tratar de explicarle al obispo de Baní las razones por las cuales el presidente Luis Abinader promueve una reforma de la Constitución, que monseñor Víctor Masalles ya calificó como un traje a la medida, además de innecesaria.

En una misiva en la que respondió a las explicaciones del funcionario palaciego, el prelado reiteró su oposición a la reforma, explicando que la ley orgánica del Ministerio Público señala que sus representantes tienen que ser apartidistas.

Y agregó que cuando se analiza la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, concretamente la sentencia TC0001-15, se reconoce la independencia de los extrapoderes establecidos en la Constitución.

El planteamiento del obispo de Baní coincide con la posición externada al respecto por el expresidente Leonel Fernández Reyna, quien hace unos días se jactaba de haberle dado al país una Constitución moderna, pero en los hechos demostró que nunca le interesó hacer valer esa independencia consagrada en la Carta Magna.

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¿Desconocimiento? ¡Claro que no! Lo hizo porque quería tener control político del órgano persecutor para evitar sorpresas desagradables, como le interesaba tenerlo también de las Altas Cortes que llenó de políticos, aliados y allegados a su oficina de abogados, como le recordó hace poco Guillermo Moreno.

Y como Masalles ha demostrado que está al tanto de esos terrenales tejemanejes, no puede alegar que ignora que nuestros gobernantes solo respetan la Constitución, ese ajado pedazo de papel, cuando les conviene.

Como también sabe que la principal razón por la que se oponen a un Ministerio Público independiente políticos y partidos con los que coincide es para que se pueda continuar con el saqueo de la riqueza pública sin consecuencias, contando siempre con el silencio cómplice de los indiferentes, y la bendición de los que se prestan para servirles de coartada.