A pesar de todo, siempre he sido y seguiré siendo un gran optimista. Sé que algún día haremos las cosas bien y entonces, viviremos en un país muchísimo mejor.
Sufrimos la desagradable constante de no escuchar, de creernos dueños absolutos de la verdad, de no respetar la opinión ajena y, por supuesto, nunca aceptar las buenas sugerencias o recomendaciones de los demás, como si siempre los demás fueran nuestros enemigos.
Vivimos en una torre de Babel. Es muy desagradable tener que admitir que, como decía Cornelia Margarita en su desaparecido programa de televisión, “Somos así y así somos”
Recuerdo los versos imperecederos del eximio poeta venezolano Andrés Eloy -Blanco: “lo malo de nuestras leyes Udón /es que el otro no tiene razón”.
Propuestas van, sugerencias circulan, estudios descubren y muestran mil y una soluciones a mil y un problemas nacionales, pero, los sabihondos de siempre, desde los partidos, los gobiernos y desde el sector privado, hacen lo que les viene en ganas con el país.
Enganchados arúspices pontifican desde altas posiciones gubernamentales, como si supieran de lo que hablan, eso es parte del problema, una buena parte.
Insisto: hay que crear un programa nacional bajo el Ministerio de Medio Ambiente mediante el cual se deberá reforestar 100 metros desde la orilla de todos los ríos y cañadas hacia adentro, repoblar todas las cuencas de todos los ríos, acopiar las aguas lluvias en lagunas para dar agua al ganado, sembrar 30 metros de matas de cocos y otros árboles frutales desde la orilla de todas las carreteras y caminos, reforestar con miras a revivir el negocio de la madera con árboles maderables de rápido crecimiento para alimentar la industria de la madera.
Restablecer los manglares, fomentar los corales que protegen las costas y la población piscícola. Sembrar las orillas de todas las costas del país con cocales y aprovechar las oportunidades de industrialización de la fruta desde el agua, hasta los adornos y envases que se preparan con la jícara.
Atender el bosque seco y aprovecharlo.
Este martes leí un artículo muy interesante escrito por el periodista Emiliano Reyes Espejo, en el diario El Día, quien propone el aprovechamiento de drones para bombardear con semillas de calidad, y de rápido crecimiento, las devastadas montañas del suroeste, víctimas de la incursión de carboneros haitianos con la complicidad de autoridades militares y civiles de todos los gobiernos, el hacha asesina, la ambición antinacional de capitalistas a quienes solo les importa engrosar sus carteras aunque maten el futuro del país.
Estas propuestas son viables, su ejecución sería una siembra de esperanza en el futuro del país y ofrecen la oportunidad de una gran cooperación entre gobierno, sector privado y sociedad civil. Ahí están. Manos a la obra, con Dios.