El sistema está vacío y corrupto, pero con todo y eso votaré. La abstención se genera por el vacío en el liderazgo político y debido a la corrupción. ¿Y qué es la abstención? Es una reacción ante una realidad que nos genera impotencia, inseguridad y falta de esperanza en el liderazgo político. La abstención es el sentir y la confirmación del pensamiento platónico, que dice: “…la democracia implica el peligro de una libertad excesiva, de hacer lo que uno quiera, lo que conduce a la anarquía…”. Sentimos esa anarquía electoral llamada “democracia”, anarquía porque se hace y se invierte lo que sea para ganar; pero con todo y eso votaré.
El liderazgo político está desacreditado, existe un vacuum, está secuestrado por personas atrapadas por el orgullo y por la avaricia. El orgullo nos mueve a desempeñar un papel protagónico pero sin frutos, buscamos aplausos para saciar nuestro sediento ego, en el fondo no sabemos manejar el poder como una virtud neutra. Ese poder que sirve para trastornar y pasar de ser un país clientelista a un país que otorgue las posiciones en base a principios que enarbolen la real democracia. La democracia plena se basa en la igualdad de oportunidades y esa igualdad produce libertad. No puede existir libertad sin igualdad de oportunidades. La democracia no es sólo votar, va más allá del voto, más allá de los famosos debates, y más allá de los gritos que promueven a un candidato cargado de una compasión falsa y sin visión de Estado; pero con todo y eso votaré.
Decía José Ingenieros: “El hereje no es el que arde en la hoguera, sino el que la enciende”. A veces sentimos que estamos en la hoguera, nos sentimos tontos, utilizados ante un sistema que nos doblega y nos arrastra hacia una cultura política permisiva, rastrera, fantasiosa y derrochadora. Sin embargo, la historia nos ha mostrado que no es la hoguera de la corrupción que determinará el éxito de nosotros como país, no es el fuego que produce la miopía social, lo que determinará el éxito de nuestro pueblo es un mar de gente que funcione como extintor para aplacar el fuego que generan los herejes; y así, permitir que la buena semilla que menciona el Maestro, no sea ahogada por aquellos que siguen fabricando hogueras emocionales con el fin de generar desánimo y rendimiento. Pero con todo y eso votaré.
Olvidamos que nuestro compromiso no es solamente para nuestra familia o amigos, tenemos una deuda existencial y debemos actuar pensando en el beneficio de los demás, de aquellos que conocemos y los no conocidos. El 19 de mayo se intensifica y se acentúa el clímax progresivo que genera el desear el poder. Los contrapesos salen a la superficie. El dinero es más visible, las calles se convierten en bancos clandestinos, las almas no están en reposo, la adrenalina y el cortisol se aumenta, los gritos se entrecruzan, nos volvemos intelectuales salvajes y ciudadanos sectarios. Se nos olvida el propósito final, la meta, el objetivo. Se nos escapa que existimos para transformar, para sumar, para gobernar y generar riqueza. Así es, se nos olvida, pero con todo y eso votaré.
Votaré porque soy único, votaré porque las sociedades pueden cambiar, votaré porque el Estado es un sistema orgánico y cambiante, votaré porque así dignifico el movimiento sufragista y a Emily Davison, activista británica que se convirtió en mártir cuando ingresó a las pistas de carreras y se adelantó frente al caballo de Jorge V en forma de protesta, fue atropellada y murió días después. Votaré porque creo, que muy pronto, nuestro país se convertirá en una nación con democracia plena, generando más igualdad de oportunidades, libertad y seguridad ciudadana. Es por eso que votaré.