«Perversa adicción», o la película que nos habla del desenfreno sexual

«Perversa adicción», o la película que nos habla del desenfreno sexual

Esta es una película para verse en pareja. Un drama romántico y muy erótico. No apta para niños o adolescentes inmaduros. Las imágenes que sustentan la interesante historia, requiere del cuidado y la discreción de los padres que frente al TV se decidan por verla, pues la misma, es poco lo que deja a la imaginación; sin embargo, la enseñanza es muy buena en cuanto al mal o buen manejo de nuestras emociones se refiere.

Dura casi dos horas. Durante este trayecto y debido a la intensidad del drama, la persona se  mantendrá en una completa búsqueda desde el inicio de la misma, para ver lo que pasa en cada una de las escenas que nos proyectan y que dejan a la vez marcadas enseñanzas.

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Desde tiempos inmemoriales, el ser humano arrastra una serie de incómodas situaciones que tiene que ver con el tema de la sexualidad humana y que en «Perversa adicción», podemos encontrar importantes respuestas al tema.

La sexualidad la vemos, no solo como una pasión real y necesaria para el desarrollo de la persona, sino, en algo más que un simple o importante elemento, el cual suele convertirse en un serio problema cuando no podemos manejar esas emociones, y la que en la gran mayoría de los casos, y al no tener el dominio propio para lidiar con esta, (emociones), casi siempre se convierten en una terrible adicción que de manera rápida pasa al término de enfermedad.

Fue lo que pasó con Sharon Leal, guapa y atractiva morena que de manera magistral interpreta a la muy famosa  Zoe Reynard, quien con una envidiable vida tanto profesional como matrimonial y al no poder controlar sus emociones sexuales, termina convirtiéndose en una adicta al sexo, lo que lleva su matrimonio casi al colapso total, mientras que su muy famosa empresa de relaciones públicas al irremediable fracaso.

La película no deja al televidente un leve respiro. El suspenso y la pasiva adrenalina que los suaves diálogos combinados con las estridente escenas eróticas nos muestran, nos convierten según van pasando los minutos, en testigos excepcionales de una series de situaciones, a la que en ocasiones quisiéramos estar ahí, dialogando con los personajes para junto a ellos buscarle una rápida salida.

Sin embargo y según pasan los minutos la situación se torna más comprometedora, ahora bien y gracias a la madurez de sus protagonistas, estos terminan dándonos una buena lección de cómo vencer esta terrible adicción-enfermedad sobre nuestras vidas sexuales cuando no sabemos controlarla, que fue lo que ella hizo, buscar ayuda profesional para vencer ese monstruo que a cada momento que pasaba más se apoderaba de sus internas emociones.

La trama inicia cuando esta visita a la psicóloga y especialista en terapia sobre las adicciones sexuales, Tasha Smith (doctora Marcella Spencer), y quien dirige la sociedad de “Adicto Sexuales Anónimos”, en donde como es natural, convergen personas con este problema y el cual ha llevado al rompimiento o muertes a miles de matrimonios, solo por no buscar una salida profesional cuando se nos presentan a nuestras vidas el tema de  las adicciones sexuales.

Es ahí cuando Zoe trata de convencer a su esposo Boris Kodjoe,  que en la vida real es un actor, productor de cine y modelo alemán, quien encarna al “confundido” esposo Jason Reynard, para que juntos visiten  a la doctora Marcella Spencer y así poder lidiar con su caso, solo que este se niega al no ver el porqué del asunto, pues hasta el momento él solo sabe que su esposa le gusta el sexo y nada más….

Al negarse Jason Reynard a visitar dicha terapeuta esta y de manera inusual aumenta aún más la adicción y además de Quinton Canosa cuyo nombre real es William Levy, pintor famoso a quien Zoe le oferta su trabajo profesional a través de su multimillonaria empresa de relaciones públicas, esta busca ante su desenfreno sexual, la compañía de Tyson Beckford, quien hace el papel de Corey, un amante del sexo igual que ella, el cual poco a poco la lleva a un mundo que solo es comparado con las perversiones narradas en la Biblia, en el libro de Génesis capítulo 19, cuando se nos habla del por qué Dios decide destruir las perversas ciudades de Sodoma y Gomorra.

Los demás actores y escenas juegan papeles estelares durante el desarrollo de la trama, la cual en ninguno de los escenarios mostrados no tienen desperdicios, pues, en cada una de las intervenciones hay una profunda enseñanza que si somos sabios sabremos darle la correcta interpretación.

Finalmente, es loable decir, que el tema de las adicciones, sean cuales sean redundan en nuestras vidas como un cáncer amenazante de nuestro desarrollo personal, en todos los órdenes; dañando como en este caso, nuestras relaciones familiares, pues los traumas que salen a relucir durante el trayecto de las casi dos horas de película, son situaciones de las cuales muchos de los mortales no escapamos, pero que gracias a Dios, al final se nos da un buen mensaje, con una conclusión que no les contaré, pero que sí me permito decirles que nos deja ese agridulce sabor del porque debemos actuar con madurez ante situaciones que ponen en peligro la estabilidad de la familia como núcleo central del desarrollo humano.