Planes reforestación sin pensar bosque primario

Planes reforestación sin pensar bosque primario

Entrevista a Ricardo García

En los últimos 20 años la República Dominicana ha avanzando mucho en la recuperación de los bosques desde el cambio del carbón y la leña como combustible por el gas propano y se realizaron grandes programas de reforestación, siendo el más destacado “Quisqueya Verde”, mediante el cual se sembraron millones de árboles.

Gracias a estas iniciativas, encabezadas por el Gobierno y en la que se involucraron empresas y ONG, se puede exhibir como resultado contar con un 41 por ciento del territorio de cubierta boscosa.

Sin embargo, estos procesos no tomaron en cuenta la restauración de los bosques primarios que concentraban las especies originales de la flora dominicana, muchas de ellas en peligro de extinción.

Con esta introducción, el biólogo e investigador Ricardo García, exdirector del Jardín Botánico Nacional, expone que dentro de la cobertura boscosa dominicana se incluyen zonas reforestadas con plantas exóticas, como el café, el cacao y otras, que si bien son importantes por los servicios ambientales que ofrecen, no tienen representación de bosques primarios que se caracterizaban por la presencia de especies como palo de viento, el sablito, ciguas y muchas de orquídeas.

Le puede interesar: Robos de retrovisores se incrementan en San Pedro de Macorís

Sobre estas últimas, García señala que han sido de las más afectadas porque crecen sobre otras plantas y cuando se destruyó el bosque desaparecieron.

El experto relata que en la isla había muchas especies cuya distribución estaba limitada a pequeños espacios a veces de apenas dos kilómetros cuadrados o menos y fueron dañadas.

El número de especies de plantas en la isla se ha establecido en alrededor de 6,100 plantas vasculares, pero en Haití queda menos del 3% de vegetación, con zonas donde se ha perdido todo por actividades ganaderas, agrícolas o asentamientos humanos, precisa Ricardo García.

“Hoy los botánicos y biólogos tenemos una interrogante: ¿cuántas especies han desaparecido?”, se pregunta García al apuntar que “donde fue eliminada la vegetación ahí desapareció lo que había, y si había una especie que esa era su única población, nosotros no lo sabemos”.

Calidad

García destaca que en cuanto a la calidad del aire, el agua y contra el cambio climático cualquier cubierta boscosa va a contribuir. Sin embargo, no es lo mismo en términos de la conservación de la biodiversidad de ese sitio.

“Las especies exóticas muchas veces lo que hacen es desplazar la representación local, cuando usted establece un pinar generalmente las especies nativas y endémicas son desplazadas y prácticamente no pueden interactuar con esas especies exóticas, entonces cambia totalmente la composición y usted no logra recuperar ese cambio en esa estructura en términos de la biodiversidad que estaba”, explica, tras indicar que esto se puede establecer si se cuenta con un inventario florístico antes y después de cortar ese bosque.

Cita que en el país hay espacios como Loma Novillero, en Villa Altagracia, cuya cubierta se ha recuperado, pero no es lo mismo que antes cuando había cañaverales.

Otra de las ventajas que ofrece cualquier reforestación es el aumento de la humedad del suelo que cuenta con mayor cantidad de nutrientes por las hojas y ramas. Además que contribuye en reducir la erosión lo que implica una gran ganancia ambiental y económica porque cuando un espacio está deforestado las lluvias arrasan la capa vegetal, afectando la producción y llevando sedimento a las presas.

Naturaleza

García expresa que como opción se pudo dejar recuperar de manera natural el bosque «porque no necesariamente hay que dedicarse a reforestar y a invertir millones de pesos».

Explica que basta con dejar espacio para que la naturaleza haga su papel y en unos años van reapareciendo las especies a través de las aves y el viento que llevan las semillas y “entonces usted va a ver que sin sembrar nada hay un bosque y eso reduce los costos y la diversidad es mayor”. Sin embargo, reconoce que en lugares muy deteriorados es necesario reforestar masivamente para acelerar la cubierta boscosa o colocar determinadas especies.

Relictos

En cuanto a los lugares donde quedan remanentes de bosques primarios, García dice que en las áreas protegidas como los parques nacionales J. Armando Bermúdez, José del Carmen Ramírez, Juan Bautista Pérez Rancier o Valle Nuevo, Las reservas Loma Guaconejo y Quita Espuela, las cuales tienen muchos relictos de vegetación primaria muy diversa, con un alto valor y calidad para la biodiversidad.

También en el Sur en los bosques secos en zonas como Sierra Martín García. Agrega que en Parque Nacional del Este quedan muestras de especies primarias aunque una gran parte está bastante impactada, pero se ha logrado recuperación. Una de las zonas más impactadas han sido los bosques húmedos de la Región Norte debido la agricultura y crecimiento urbanos.

“Hay que hacer conciencia del valor que tiene nuestro Sistema Nacional de Áreas Protegidas; esa es la garantía de vida de este país, por eso hay que fortalecerlo. Ahí está el agua, la biodiversidad y no podemos permitir su degradación”.