Pluralidad y tolerancia en el quehacer periodístico

Pluralidad y tolerancia en el quehacer periodístico

En el llamado círculo virtuoso de los medios de comunicación, una suerte de secuencia estructural que bien estudiada y eficientemente ejecutada permite determinar y dar seguimiento a los niveles de posicionamiento, vigencia e influencia que ejercen en la sociedad, no siempre se presta la debida atención a un aspecto considerado en principio marginal, pero que tiene una importancia capital para obtener respeto y credibilidad.
Durante su gestión como presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el periodista peruano Alejandro Miró Quesada subrayó con un énfasis especial la importancia que tiene para los medios estar siendo abiertos a recibir de buen grado y ponderar las críticas y observaciones que le son formuladas, sin que ello signifique en modo alguno doblegarse o ceder ante el derecho de ejercer de un periodismo libre e independiente, libre de cortapisas, censuras o condicionamientos.
A veces por un exceso de celo profesional, falta de tolerancia, periodistas y egos desbordados, medios y comentaristas pierden de vista que deben ser receptivos a todas las corrientes del pensamiento y que de esa manera su trabajo se torna más preponderante y respetado, en vista de que contribuyen al objetivo primordial de fortalecer el libre juego de las ideas, sin renunciar a sus principios y compromisos éticos.
La comprensión de esta clave fundamental y la forma en que la ha aplicado sin dificultad por su proverbial apertura hacia cualquier inquietud proveniente del espectro social, político, económico y empresarial del país, ha sido el estandarte que ha permitido al periodista Ercilio Veloz Burgos mantener en un alto sitial de aprobación y estima su programa El Pueblo Cuestiona, que arribó recientemente a su 50 aniversario.
Este veterano comentarista así lo reconoce al sostener que, aunque no ha logrado todas nuestras metas desde 1969 hasta la fecha, sí puede afirmar que la principal de ellas es la conquista de haber convertido el programa en un medio plural y objetivo, una realidad que ha sido reconocida y por la cual es objeto de aprecio y admiración.
En efecto, además de la proeza que significa haber mantenido esa tribuna abierta durante medio siglo, venciendo retos y dificultades económicas y hasta amenazas en períodos de turbulencia e intolerancia política, Ercilio se ha distinguido por llevar a su espacio a prácticamente toda la representación del pensamiento nacional, sin exclusión alguna, desde la fundación el primero de diciembre de 1969 por los canales 7 y 11 de Rahintel.
Por ese popular espacio han pasado humildes ciudadanos del pueblo, líderes empresariales, dirigentes sindicales, dignatarios eclesiásticos, el gran liderato político, así como las principales figuras públicas del país, entre ellas presidentes y vicepresidentes de la República y todo aquel que ha necesitado de un medio a través del cual se ha visto precisado hacer cualquier tipo de reclamo.
Otras de las mayores satisfacciones del espacio y de su productor han sido el respeto y el reconocimiento de más de 50 instituciones nacionales e internacionales por su trabajo no sólo periodístico, sino social y comunitario. Las placas, pergaminos y medallas hablan elocuentemente de la acogida que ha tenido en diferentes sectores nacionales a lo largo de cinco décadas.
Este apoyo se ha manifestado principalmente en momentos en que el programa ha tenido que sufrir agresiones a la libertad de prensa y de expresión con cinco injustificables cierres que no lograron amedrentar a Veloz Burgos, quien dice estar muy consciente del rol que le ha tocado lugar frente a la sociedad dominicana desde 1969 hasta la fecha.