Por Rosa Cañete
En 2023 la pobreza monetaria fue de 23% de la población, es la tasa más baja desde 2016 y se ha reducido en 4.7 p.p. con respecto a 2022 cuando la tasa fue de 27.7%. El 23% de la población dominicana se encuentra en situación de pobreza monetaria, es decir, no tiene ingresos suficientes para cubrir un nivel básico de bienes y servicios. La reducción fue principalmente rural y femenina.
Pese a la importante reducción, el reto sigue siendo enorme, no solo por el volumen de población en situación de pobreza monetaria sino por el alto porcentaje de la población que tiene ingresos vulnerables, es decir que ante cualquier eventualidad puede caer en situación de pobreza monetaria.
Esta reducción se da utilizando la nueva Metodología de Medición de Pobreza Monetaria 2022, entre otras mejoras, esta metodología actualizó los patrones de consumo de los hogares y diferencia estos patrones y sus precios a cada región del país. Elevó la línea de pobreza promedio nacional de un hogar de 3 miembros de unos 18,000 a unos 22,000 pesos al mes en 2022. Esto hizo que la cifra oficial de pobreza monetaria del país aumentara casi 6 p.p. de una metodología a la otra y se acercará más a la realidad actual de la población.
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Hay tres factores factores esenciales para la reducción de la pobreza monetaria este año: el control de la inflación, el aumento del empleo y el aumento de los ingresos laborales.
Todos sentimos que los precios están altos, es así. En RD en 2021 (8.5%) y en 2022 (7.8%), esos aumentos no vuelven hacia atrás. Cuando se habla de control de la inflación quiere decir que el aumento de precios de 2023 ha sido menor a los años anteriores (3.6%) pero este aumento se acumula a los anteriores. Por eso, aunque la inflación sea menor, gracias a las políticas desarrolladas, seguimos sintiendo que todo está muy caro.
Las políticas desarrolladas para controlar la inflación han hecho también que el crecimiento del PIB sea menor este año que su crecimiento habitual. El crecimiento económico no es un fin, es un medio para generar calidad de vida. Por eso siempre hemos planteado que lo importante no es cuánto crece el PIB sino si este crecimiento se transforma o no en bienestar.
En 2023 ha habido un aumento de la participación laboral es decir hay más personas buscando empleo, principalmente mujeres, 60,874 mujeres pasaron de no intentar participar del mercado laboral a hacerlo. Además, de los 148,000 nuevos empleos fueron las que más encontraron (94,029). Las tasas de desempleo casi no se mueven, es porque, aunque hay más empleos que en 2022, también hay más personas buscando. La informalidad del empleo continúa como un problema que hay que enfrentar más activamente.
Los ingresos laborales explican el 56% de la reducción de pobreza monetaria en 2023. Además de que hay más personas con trabajo también ha habido mejora en los ingresos laborales. Este año el aumento nominal promedio ha sido superior al aumento de la inflación por lo que por fin en 2023 ha habido un aumento del ingreso promedio per cápita real de un 11.7%. Recordemos que, es un dato promedio y seguramente algunos no lo hemos notado, pero este aumento promedio real ha hecho que más hogares superen la línea de pobreza.
La deuda histórica de los bajos salarios del país sigue siendo un desafío, es cierto. Entre 2021 y 2024 se han realizado 23 aumentos de salarios mínimos para contrarrestar el aumento de los precios. Tras la caída del ingreso promedio real de los hogares en 2020 y 2021 y la leve recuperación de 2022, finalmente en 2023 se ha conseguido recuperar el ingreso promedio real de los hogares aumentando un 11.7%.
La desigualdad de ingresos aumentó y al hacerlo redujo el efecto del aumento de los ingresos. Es muy importante enfrentar la desigualdad ya que potencia la reducción de la pobreza además de que es esencial para mejorar la calidad democrática.
Siempre hemos planteado que ningún indicador es capaz de capturar todo lo que significa vivir en pobreza. Los datos que se presentan son los datos oficiales de pobreza monetaria y el Comité Técnico Intersectorial de Pobreza trabaja este año para desarrollar un Índice de Pobreza Multidimensional Oficial. Esto es esencial ya que esta otra medición oficial puede incorporar y monitorear nuevas dimensiones y derechos y así complementar la mirada monetarista y de coyuntura propia de los índices de pobreza monetarios.
Mientras tanto, se pueden consultar otros indicadores que calcula MEPYD en el SISDOM donde encontrarán el Índice de Condiciones de Vida (ICV) o el Índice de Pobreza Multidimensional de América Latina (IPM-AL), entre otros.
Los datos de pobreza monetaria han mejorado, aun así, nos muestran que es urgente acelerar políticas públicas para reducir las desigualdades económicas, sociales y de poder para enfrentar la pobreza de forma estructural generando empleos y servicios públicos de calidad que garanticen derechos.