En Google, a través de la enciclopedia libre Wikipedia, se define a los poderes fácticos como “sectores de la sociedad al margen de las instituciones políticas, que ejercen sobre ella una gran influencia, basada en su capacidad de presión” y pone como ejemplo la banca, los medios de comunicación, la iglesia, las centrales sindicales, la oligarquía y los dueños de grandes riquezas. Yo agregaría la Organización de los Estados Americanos, el Fondo Monetario y otros organismos multinacionales.
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Los poderes fácticos locales no permitirán que les impongan una reforma fiscal que perjudique sus ganancias o intereses particulares. Mi ejemplo por excelencia está en la conocida estrategia del sector empresarial amenazando con reducir sus nóminas o cargarle a los consumidores de sus productos los nuevos aranceles que pretenda o consiga imponerles el gobierno que pondría su estabilidad en juego apretando los cinturones de la clase media con los impuestos que los “hijos de machepa” (pobres) y los “tutumpotes” (ricos) no aceptarán.
En conclusión, los poderes fácticos convertirán la proyectada reforma fiscal en fatídicos episodios para el pueblo dominicano.