Poemas de la pasión lícita

Poemas de la pasión lícita

Chiqui Vicioso

De la Antología POEMAS DE LA PASIÓN LÍCITA, publicada por el Fondo Editorial de Casa de las Américas, en el 2011
Poemas de Chiqui Vicioso

NOVIEMBRE
Para Adela Fernández.

I
Caracoles
estrellas de mar
caballitos marinos
espuma capturada
en el negro reluciente
rostros que ensayan su mejor rostro.

II
En la sala de espera
la muerte-vida
nos aguarda
al otro lado de noviembre
algunas regresan
otras partimos

artífices del mismo ritual
auscultadas
por las máquinas
como si se pudiera vislumbrar
la obligada sonrisa.
Del otro lado de noviembre
la vida se pone sus máscaras.

III
Parada en la torre de un recuerdo
una frágil mujer despliega sus banderas
cuerpo que se impuso a la ceniza
vuelo que se reinstala en la memoria.

IV
Emperatriz de sus noches
niña que dejó de ser niño
y cambió la corbata
el obligado corsé de su sexo
por el libre albedrío de las faldas
Adela es bala devuelta
al revólver original.
Lazara que resucita
después de cada filme
y nos aligera nuestra carga
de supuestas realidades.

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V
Doce Fridas
simulan una danza de besos
herido de muerte
un venado agoniza frente al público
con vuelo de palomas encarnadas
México proclama el imperio del color
sobre la muerte.
Instantes donde el verde se desglosa
y el roble nos acoge
en su ruta de sombras hablantes.
Adela Diógenes
¿Do tu lámpara
Para estos resplandores diurnos?

VI
Exiguo manantial
húmedo recinto
oreja contra oreja
verdoso azul
amarillo susurro de palmeras
estallido del mar contra el Fuerte del Indio
comienza el lento ascenso del poema
hacia la férrea mujer
que parada en la cima de un recuerdo
proclama su misterio inexpugnable.

IMAGINA
Para Abel

Imagina que un día
la escritura y la risa languidecen
en la asediada espera de Odiseo.

Imagina que un día
una gran nación agonizante
decide arrastrarnos a su tumba.

Imagina que –por eso- una mañana
cerramos puertas y ventanas
y en la casa paterna
un aire raro nos asfixia.

Imagina que –por eso- una tarde
lo contrario logra su gran meta
y otra vez muere la idea
en manos del slogan.

Imagina que una noche
nos dicen que no es tiempo de poesía
y un llanto en riadas
nos ahoga.

Imagina que nos aferramos
a una isla- bote que naufraga
entre inmensas olas de tristeza.

Imagina Salomé que tu grito
¡Oh Patria infeliz!
es ahora ¡Oh humanidad natimuerta!

Imagina querido John
que lo enemigo ha hecho polvo la confianza
y la arenga agarrota hermandades.

Imagina, Oh Lennon
tu canción agonizando
en una terrible acera de Manhattan.

Imagina John, querido Juan
que al denunciarte, aislarte,
proscribirte
en el imaginario ¡Oh paradoja!
te eternizan.

MAGDALENAS
Para María Luisa Sánchez Vda.

Vicioso, in memoriam
Solíamos pasear por aquí
tú orgullosa de tus compras en Macys
yo una adolescente a-penas
salida del asombro.

Querías ofrecernos
todas la exquisiteces
tarta de limón, de piña, de manzana
entonces no sabíamos
que eras tu de todas
la mayor de las dulzuras.

Entonces Santo Domingo estaba lejos
distante de los fusiles y cañones
que te horrorizaran tanto
¡mis hijos no crecerán aquí!
y empacamos el pasado
y yo
las ansias de seguir los pasos
de Santa Teresa de Jesús
en barrios donde predecías
arribaría la violencia inevitable.

Era tu inmenso corazón
haciendo lo que sabías mejor
amarnos.
De lo que no podíamos escapar
Era del periódico al romper el alba
red hecha de imágenes
puente impreso donde las palabras
nos llenaban de isla.

Hasta que un día no pudiste hablar
y un nudo apretó el corazón
de Jackson Heights
la pequeña casa donde los domingos
nos esperaban tus declaraciones de amor
hechas de tostones,berengenas rellenas
Pollo al ajllo y la infaltable bandera.

¡Han matado a Amín Abel!
Abel, ¿el hermano de Cain?
preguntó el más joven
recordando del Catecismo las primeras clases
han matado a Amín Abel
callaste
tú la que habías nombrado todas las cosas.

Hoy
llorando en esta Macysvenida a menos
mirando sin mirar
-contigo enfrente-
una vez más admito
tu amorosa sabiduría implacable.

ITACA
A Roberto Fernández Retamar, in memoriam.

I
Alquimista, La Habana
barba de Camilo cien fuegos
negro el espejo que nos refleja
entre columnas de todos los tiempos
bodega de café, blanca azúcar
apenas a unas calles
donde se ejecutaba la Trata
marea de rostros que retornan
desde lo azul
hacia noches de trompetas
el Tres y el Bongo un telón de fondo
y en el piso
el estruendoso resonar
de la armadura
cuando cae.

II
Estás en Cuba
dice el Che
desde una camiseta
la Casa de las Américas un techo
que cobija la memoria
el tiempo una fábula
la Habana un puente, puerta
estación de trenes hacia todas partes
la Casa de las Américas
tierra firme
y en el piso
el estruendoso resonar
de la armadura
cuando cae.

III
Puerto
la Casa un caleidoscopio
de todas las luces
aguas lilas, verde olivo
el Atlántico y el Pacífico
entrando y saliendo
por todas sus puertas y ventanas
los artistas
marineros arribando
con la piel agrietada
por la agrietada inclemencia
de la desesperanza
y en el piso
el estruendoso resonar
de la armadura
cuando cae.
IV
Abrazo, pausa, risa
la Casa, una caribeña Penélope
sentada frente al muro
-tranquila en su certeza-
tejiendo y entretejjendo
la cultura de América
y en el piso
el estruendoso resonar
de la armadura
cuando cae.

V
La Casa
verbo a la espera
y verbo que arriba
sala, umbral
donde desnudos y descalzos
regresamos
al útero universal
de lo fraterno.

DESVELO
A Salomé Ureña de Henríquez

I
Negra solicitud de la “impureza”
me interesaste tú, más que tu poesía
porque concebida sin pecado original
me resultaba tan remota e mi
Y de todas las mujeres
como Jesucristo la primera vez
que se me atragantó la hostia
al darme cuenta de que
cargaba en mi boca
Su cuerpo y su sangre.

II
A ti no podía ni puedo cargarte
más que en a conciencia
y para es tenia
que volver a tus afanes como hija
“ejemplar” de Nicolás Ureña de Mendoza
Poeta, Abogado, Senador, Magistrado, Maestro y Periodista
y de Gregoria Díaz de León
…simplemente tu madre.

Ill
Naranja ondulando en la blanca doblez
Nieta y sobrina ejemplar de una tía nana
Que ejerció el magisterio
durante sesenta años y no se casó nunca
Y que se aseguró, casi puedo asegurarlo
de que aprendieras a sufrir
y sobrellevar
tus sentimientos y controlar
tu emotividad
consumiéndote con la misma enfermedad
de las hermanas Bronte
aunque Santo Domingo no fuera Amherst
pueblecito cárcel de Masachussets
para tu menos afortunada colega
la tímida Emily Dickinson.

lV
La diferencia es que tú conociste el amor
y cuando lo conociste otros amores
la patria y el magisterio-
te habían inmunizado contra el retiro
en los mundos interiores responsable
de que de Emily solo se publicaran siete
de sus mil ochocientos poemas.

V
Y ahora que hablamos de Patria Salomé
patria no es solo la que cantas en tus Ruinas
patria eres tú y tus largas horas
tus momentos de angustia triste
patria son Pedro y Camila
y tu mar(ido) Francisco
patria son estos mundos cuya gloria está en lo que se les niega de gloriosos
la cabeza de Pablo
que ofrendamos al olvido.