El general José Ernesto Cruz Brea, jefe de la Policía Nacional en 1973, llegó a escribir al presidente Joaquín Balaguer hasta alrededor de 20 informes en un día sobre los allanamientos, persecuciones y apresamientos a dirigentes y militantes políticos luego del desembarco de Francisco Alberto Caamaño el 3 de febrero de ese año. En estos reportajes se comentan los que envió desde el día 5 hasta el 20 cuando a solicitud de Enrique Pérez y Pérez, del Ejército Nacional, Cruz Brea realizó “un peritaje” a las huellas digitales del líder de la revolución de 1965, a las de Eberto Lalane José y A las de Alfredo Pérez Vargas.
Previo a esta evaluación se había revelado que el tercer cadáver era el de Wellington Ascanio Peterson Pietersz y fue la experticia de Cruz Brea la que aclaró que era el de Pérez Vargas. Wellington, por su lado, ofreció declaraciones a través de una agencia de prensa internacional revelando que se encontraba en Cuba. Cruz Brea no explica a Balaguer detalles de sus conclusiones. Confirmó que las marcas dactilares correspondían a los dos primeros.
Estos documentos reflejan que reinaba un gran nerviosismo en los predios del alto mando policial y quizá en el espíritu de su comandante porque abundan los partes de falsas alarmas como supuestos incendios, colocación de bombas incendiarias que no eran tales, heridos accidentales que no podían sugerir orígenes terroristas, atentados como del que fue víctima el diputado Francisco Ortega Canela o el artefacto que lanzaron a un local del Partido Reformista que no hirió a nadie porque los dos “serenos” salieron despavoridos. Aparentemente la Policía estaba recibiendo cantidad de denuncias y tenía que confirmarlas. Por eso sus agentes del Servicio Secreto fueron a tantas casas buscando dirigentes de la izquierda y del PRD que no encontraron. De lo que debió haberse llenado esa entidad, según estos expedientes, fue de militantes de rango medio o bajo y de una considerable cantidad de “agitadores” estudiantiles que presuntamente incitaban a los escolares a movilizarse, lanzar piedras, quemar gomas, subvertir el orden público en apoyo “a los comunistas sublevados en lomas de la jurisdicción de Azua”.
También se daba cuenta de reuniones, de emisoras cerradas por la Policía, de capturas de corresponsales de prensa en el interior y del reportero gráfico Valentín Pérez Terrero en un barrio de la Capital porque obstaculizaba la labor policial, según se anota. El 15 se produjo un corre-corre por la presencia de un barco en las inmediaciones de Playa Caracoles pero se trataba de un buque mercante que se dirigía a Barahona.
El término “comunista” es reiterado en casi todos los mensajes de Cruz Brea, tanto al referirse a los perseguidos como a la guerrilla y sus integrantes.
Después de muertos los combatientes, Cruz Brea comunicó a Balaguer que unos funcionarios, que identifica, se negaron a respaldar públicamente al Gobierno en las horas de “amenaza” de su poderío. Por eso quizá le comunicó con cierto júbilo el 14 de febrero que el empresario Pedro A. Rivera, de La Vega, envió al departamento de Radio Patrulla, “como demostración de amistad inquebrantable”, siete quintales de arroz, quintal y medio de salchichón y 600 unidades de plátanos y que la jefatura expresó las gracias al comerciante “por su prueba de lealtad y cooperación, máxime en estos momentos en que luchamos por mantener la soberanía nacional”.
Los más buscados. La Policía quizá había recibido el dato desmentido por muchos y confirmado por otros de que el expresidente Juan Bosch ofrecería su apoyo a Caamaño. Lo buscaron sin éxito en la casa de su hermana Ángela Bosch de Ortiz, en la sección Sombrero, de Baní, allanada el día 9 en la mañana. Pero también buscaban a “otras personas cuya localización interesa a la Policía Nacional”. Nadie apareció.
Ese mismo día, a las 5:10 p.m. realizaron un allanamiento a la residencia número 95 de la avenida Francia, de Darío Rojas, Osvaldo A. Barinas Coiscou y del doctor Erick Barinas Robles, según el informe, “por existir denuncias de que en dicha casa se encontraba Juan Bosch”. La búsqueda arrojó “un resultado negativo”. Es posible que lo buscaran también en las viviendas de Enriquillo Billini, Luisa González viuda Báez, Nemencio Mateo Ramírez y Francisco R. Jiménez Lora, esposo de Carolina Isabel Bosch. Dice que en la casa del doctor Billini encontraron y se llevaron un revólver “S&W” calibre 38; en la de la viuda Báez “una bomba vomitiva” y en la del doctor Mateo Ramírez un cinturón para pistola 1912 y varios libros de ideología comunista. No estaban los buscados.
Al que encontraron fue a Euclides Emilio Gutiérrez Félix, en la calle “M” número 7 de Altos de Arroyo Hondo, pero ya el 16 de febrero. Le ocuparon varios libros y folletos con supuesta “literatura comunista” y lo detuvieron para investigarlo.
Otro político muy buscado fue Plinio Matos Moquete, jefe del Movimiento de Liberación 12 de Enero. El 12 de febrero el Servicio Secreto allanó la casa número 129 de la calle Juan Erazo, donde vivía Lucitania (sic) Del Villar de Leger, porque se dijo que allí estaba oculto el líder del “antiguo Grupo Plinio”, pero este salió “muy temprano”. Detuvieron a Dorca Leger Del Villar y Cruz Brea terminaba asegurando que “se continúa buscando al dirigente…”.
En otros domicilios fueron allanados y apresados Diego Antonio Martínez Paniagua y Nelson Chávez del Orbe, afiliados al Movimiento, y la vivienda de Emélida Concepción, en la calle Daniel Henríquez 60, porque allí supuestamente se reunían estudiantes seguidores de Plinio. Detuvieron para investigación a Pablo Radhamés Matías y Elvin Rijo Raimé o Baldemiro Ureña Pérez, quienes según escribió Cruz Brea “trataron de huir cuando advirtieron la presencia de agentes policiales”.
En otros reportes se informaron las diferentes direcciones donde fueron buscados dirigentes del “MPD, la Línea Roja, Fragua, los Corecato”, el PRD.
El desembarco del coronel Caamaño provocó reacciones de entusiasmo y simpatías en toda la República, pero ninguna de las personas arrestadas por estas demostraciones parecía formar parte de la estrategia de alguna gran organización para apoyarlo. ¿Qué guerrilla, por ejemplo, podía haber estado respaldando Germán Sánchez Pérez? A este lo allanaron y detuvieron en la parte atrás de la calle Concepción Bona y lo único que le ocuparon fue una libreta del Banco Popular que consignaba que tenía ahorrados 40 pesos con 51 centavos…