Mientras el gobierno de Estados Unidos estaba sopesando la posibilidad de que Kenia encabezara una fuerza multinacional en Haití, también le estaba advirtiendo abiertamente a la policía keniana que se abstuviera de cometer abusos. Ahora 1,000 de esos agentes policiales podrían ir al país caribeño para enfrentar a las pandillas allí.
Es un cambio difícil para una fuerza policial acusada desde hace tiempo por organismos defensores de los derechos humanos de efectuar asesinatos y torturas, incluido el dispararle a civiles durante el toque de queda impuesto en Kenia para combatir la pandemia de COVID-19. Un grupo local confirmó que agentes policiales balearon de muerte a más de 30 personas en julio, todas ellas en los vecindarios más pobres de esa nación, durante manifestaciones convocadas por la oposición para protestar por el creciente costo de la vida.
“Estamos entristecidos por la pérdida de vida y preocupados por los elevados niveles de violencia, incluido el uso de balas reales” durante esas protestas, declaró el gobierno estadounidense en un comunicado conjunto con otras 11 naciones a mediados de julio. Ahora Estados Unidos, que este mes preside el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, está preparándose para proponer una resolución con el fin de autorizar una misión en Haití encabezada por la policía keniana, que tiene relativamente poca experiencia en el extranjero en números tan elevados ni habla francés ni criollo, las lenguas del país caribeño.
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“Esta no es una fuerza de paz tradicional”, dijo el martes Linda Thomas-Greenfield, embajadora estadounidense ante la ONU.
Durante más de nueve meses, la ONU había pedido infructuosamente que algún país encabezara una iniciativa para restaurar el orden en el país más pobre del hemisferio occidental.
El interés de Kenia en hacerlo se anunció el sábado, al señalar su ministro del Exterior, Alfred Mutua, que su gobierno ha “aceptado considerar favorablemente” encabezar una fuerza en Haití y enviar a 1.000 agentes policiales para que entrenen a la Policía Nacional haitiana, “restablezcan la normalidad” y protejan instalaciones estratégicas.
“Kenia respalda a personas de ascendencia africana en todo el mundo”, manifestó Mutua. Un portavoz del ministerio no respondió a las preguntas acerca de la fuerza ni sobre lo que Kenia recibiría a cambio por su ayuda.
El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken elogió a Kenia el martes por simplemente pensar en prestar un servicio, un indicio de la dificultad de congregar a fuerzas internacionales para que acudan a Haití, donde la violencia letal de las pandillas se ha incrementado enormemente desde el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en 2021.
Algunas organizaciones que desde hace tiempo han dado seguimiento a presunto comportamiento inadecuado de la policía de Kenia están preocupadas.
“Hemos tenido algunas consultas con (organizaciones de la sociedad civil) keniana la semana pasada y hubo un consenso general de que no debería verse que Kenia exportara a su policía abusiva a otras partes del mundo”, le dijo Otsieno Namwaya, investigador en Kenia para Human Rights Watch, a The Associated Press.
Las fuerzas de seguridad de Kenia han estado presentes desde hace años en la vecina Somalia para combatir a los extremistas islámicos —una amenaza letal que, según algunos kenianos, amerita que la policía no salga de Kenia_, y también ha habido soldados kenianos en la inestable República Democrática del Congo desde el 2022. Otras misiones de fuerzas de paz en las que los efectivos kenianos han participado incluyen la de Sierra Leona. Pero mientras que otras naciones africanas, incluidas Ruanda, Ghana y Egipto, tienen a miles de soldados en misiones de paz de la ONU, Kenia ha aportado menos de 450.