Mientras que el Gobierno municipal de Juárez y Migración montaron un operativo para “espantar” a los migrantes que se acercan al Río Bravo para evitar que acampen y crucen ilegal a Estados Unidos, decenas de civiles acuden a ofrecer agua y comida a cerca de 700 migrantes que están en un campamento en el lado estadounidense, esperando a ser procesados.
En un recorrido de EFE, durante los operativos realizados por la policía municipal de Juárez y el Instituto Nacional de Migración (INM), los migrantes no son arrestados, solo les piden que se retiren del río, mientras algunos son convencidos de subir a las patrullas para llevarlos a los albergues.
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Este viernes, el comisionado de Migración, Francisco Orduño, se reunió con el alcalde de Juárez, Cruz Pérez, y con la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, para formular estrategias para enfrentar la crisis migrante que azota a la fronteriza ciudad mexicana.
Entre los acuerdos que tomaron en Ciudad Juárez, epicentro de la crisis migratoria en el norte del país, está el de retirar a los migrantes de la zona del río en el lado mexicano, donde habían formado campamentos de hasta 300 personas.