Polifacético. A Esteban Tiburcio. 1

Polifacético. A Esteban Tiburcio. 1

“Y aquí estoy yo, brotando entre las ruinas,
Mordiendo solo todas las tristezas,
Como si el llanto fuera unasemilla
Y yo el único surco de latierra. Pablo Neruda

El color delcolor
Ahí estabaella, vestida de mi color favorito,
Sonriente,amorosa e imponente.
Era siempre oportuna espantando con sus labios
Todas mis penas y saltando la empalizada de mi alma.
Solo para contemplar cuando la amo.
Ahí estaba,sonriente, bella, única.
Sus ojos trasladaban lo observada a otra dimensión.
Era bella y lo sabía, todos lo sabían, todos la poseían con su mirada.
Ella daba nombre al nombre, vida a la vida y sentido a la eternidad.
Le bastaba con ser ella para poder ser diferente a ella, ser ella la
hacía diferente.
Cada latido de su corazón daba sentido a la existencia,
unos vivían por ella y otros morían por ella.
Era prisionera de su libertad, verdugo del amor y veneno que daba vida.
Cada latido de su corazón daba sentido a la existencia,
unos vivían por ella y otros morían por ella.
(…)
Solo necesitaba ser ella para ser diferente a ella.
El corazón latía de alegría por estar en su pecho.
Y yo, yo seguía amándola en secreto… Esteban Tiburcio[1]

Conocí a Esteban Tiburcio, hoyrector de la Universidad Tecnológica del Cibao Oriental (UTECO), hace muchos años, en aquellos tiempos en que viajaba por el país predicando la democracia participativa y promoviendo la ciudadanía activa y responsable, en el marco del Proyecto para el Apoyo a las Iniciativas Democráticas (PID/PUCMM/USAID).

En aquel momento era un joven activo,estudiante, sumergido en la actividad comunitaria a través de la organización Comunidad Cosecha. Lo perdí de vista.


Cuando comenzamos a hablar del Doctorado en Historia del Caribe, Esteban se me acercó y me dijo que tenía intenciones de hacerlo. Ya era rector de UTECO. Le dije que me alegraba verlo,que estaríamos en contacto.

Confieso hoy, que lo acepté en el programa con reservas. Estaba segura que se quedaría en meras aspiraciones e intenciones. ¿Hacer un doctorado en historia una persona con tantas responsabilidades administrativas? Me equivoqué.

Durante el primer año del programa que se dedica a la fase de formación, no dejó nunca de asistir ni de entregar sus trabajos, apesar de que venía desde Cotuí. Hoy está redactando su tesis y va muy avanzado.Incluso ya leí el primer borrador.

Pero lo más interesante es que su deseo de aprender es tan grande que, con apenas 42 años de edad, ha publicado 7 libros (novelas, poesía, ensayos), tiene 5 maestrías, un doctorado en Gestión Humana de la Universidad de Alcalá, España. Y si a esto le sumamos que durante su rectoría en UTECO, su institución ha crecido física y académicamente, el asombro por su talento y capacidad de trabajo es aún mayor.

¿Cómo ha podido hacer tantas cosas? Esa pregunta también me la han formulado a mí, y siempre respondo:disciplina, trabajo, pasión y amor por lo que se hace. Esteban Tiburcio es la encarnación de un hombre que sueña y se programa para materializarlos.

Lo mejor es que este hombre, físicamente gigantesco, es también un bohemio que canta,toca la guitarra y le fascina ser anfitrión de cherchas entre amigos. Me encanta verlo jugar con sus hijas, los dos grandes amores de su vida, además de su esposa, claro está.

Le pedí que me enviara sus libros, pues tenía curiosidad de verlos y sobre todo de leerlos. Recibí vía internet (¡la magia del siglo!) sus últimos cuatro obras publicadas, y un ensayo en construcción. Me envió un poemario titulado “Secreto. Un beso de despedida”; la novela “El planeta de los besos”; “Apuntes sobre el pensamientocomplejo, educación e investigación”; y, “Los 10 pecados de la adolescencia”.El ensayo en construcción es sobre Trujillo y la industria azucarera.

Parece que mi querido amigo tiene una obsesión con los besos. Inicia explicando la falsa creencia de que Cupido había nacido como el dios del amor. ¡Estamos equivocados! Esteban hace un recuento maravillosamente imaginativo sobre la leyenda de Cupido

“Pandemos, rey de Cúpidas, colérico condenó a Cupido, por la muerte de su hija. Fue desterrado y obligado a resarcir todo el dolor y sufrimiento que había causado, errando por miles de planetas carentes de amor.

Se enamoró de la muerte desde que se llevó a su madre. Luego de su destierro y fruto de un poderoso conjuro, le aterrorizaba ver morir y solo cuando amaba o era amado, sentía la presencia de su madre. Las almas errantesque había asesinado, reencarnaban a consecuencia del amor que provocaba al flechar dos corazones para que se amaran.

En cada hijo fruto de su trabajo,nacía un alma desde la muerte. Cuando todas las almas que torturó reencarnaran 70 veces 7, sería libre del hechizo. Este poderoso ser puede transportarse a cualquier lugar del universo donde se necesite amor. Hoy tiene una encomiendapor realizar, una vez más, provocaría el encuentro entre dos almas destinadas a amarse, pero no en el planeta tierra, sino en el planeta de besos.”[2]

Esta novela salió en medio de la pandemia, y se perdió en el marasmo y temor colectivos. Pero sería una gran lectura para estas largas noches de encierro. En la próxima entrega voy a trabajar con sus dos ensayos, que a todas luces me parecen muy interesantes. Finalizo este Encuentro de hoy conotro poema del amigo Tiburcio:

Siempre juntos
Mutilando almas, refrescando infiernos,
Arrodillando recuerdos para suturar el olvido,
La traición, el beso y la despedida.
Sentado sobre lápidas negras,
Exijo al tiempo tu olvido.
Pero no me puede dar lo que tiene,
pues él también te piensa.
Mientras deslizo mis labios por tu alma,
voy cosechando temblores
que se convierten enmanantiales de agua viva.
Aullidos de pasiones acorralan manadas de silencios.
Tus labios, pedazos de hielo por la pasión que te arropa,
Melodías de amores.
Ahí estábamos en las trincheras de la derrota,
sin ánimo, pero felices,
gritando con la mirada delsilencio cuanto nos amamos.

[1] EstebanTiburcio. “Secreto. Un beso de despedida”. Santo Domingo, COTOY, Fondo Editorial. 2019.

[2] EstebanTiburcio- El planeta de los besos. Santo Domingo. COTOY. Fondo Editorial. P. 14

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