This photo shows the US Federal Reserve Building in Washington, DC on May 4, 2008. The Federal Reserve announced October 8, 2008 a plan to buy large ammounts of short-term debts in effort to break through the credit crisis endangering the economy. AFP PHOTO/Karen BLEIER
La política monetaria superlaxa, que forma parte de una estrategia de largo plazo que la Reserva Federal adoptó en agosto para ayudarle a navegar en un mundo de tasas de interés persistentemente bajas, limita las opciones del banco central para luchar contra las recesiones y dificulta el logro de su objetivo de una inflación del 2%.
La idea es contrarrestar cualquier carga que presione los precios a la baja, dejando que la economía funcione mejor que en el pasado. La Fed ahora planea mantener las tasas cerca de cero hasta que la economía alcance el pleno empleo y la inflación llegue al 2% y esté en camino de superarlo.
En su última reunión de política monetaria del año, iniciada ayer, se espera que el banco central de Estados Unidos mantenga su tasa de interés clave cerca de cero y que indique que permanecerá allí durante los próximos años; muchos analistas también aguardan una nueva señal sobre por cuánto tiempo la Reserva Federal mantendrá sus enormes compras de bonos.
De acuerdo a una publicación de la agencia Reuters, el refuerzo de esa audaz promesa esta semana no parecerá fuera de lugar en medio del alarmante aumento de los casos y muertes de COVID-19 en Estados Unidos, que amenaza con detener una reactivación aún insuficiente. El mercado laboral ha recuperado sólo la mitad de los 22 millones de empleos perdidos desde que comenzó la pandemia.
Pero el próximo año, cuando se espera que el despliegue total de las nuevas vacunas contra el coronavirus haga que sea más seguro salir a cenar, viajar y reanudar otras actividades suspendidas durante la crisis, pondrá a prueba el nuevo marco de la Reserva Federal.
Se espera que el crecimiento económico se recupere, y con él el empleo, visiones que probablemente se reflejen en las nuevas proyecciones económicas que el miércoles publicará la Reserva Federal cuando concluya su reunión de dos días.
Pero el llamado “diagrama de puntos” de las expectativas de las tasas de interés del banco central, incluido en esas proyecciones, probablemente mostrará que la mayoría de las autoridades todavía ven las tasas en cero hasta 2023.
Eso es consistente con el nuevo marco si la economía no ha logrado una inflación sostenida del 2% para entonces.
Pero Aneta Markowska, economista financiera jefe de Jefferies, dijo que “sería bueno (para la Reserva Federal) demostrar lo que sucede con la función de reacción después de que la inflación alcance el 2%”.
La primera oportunidad podría llegar en la primavera boreal.
Un fuerte aumento de la demanda, ya que las inoculaciones de COVID-19 permiten que se reabra la economía, podría empujar la inflación por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal, al menos por un tiempo, dice Andrew Hunter, economista senior de Estados Unidos en Capital Economics.
En ese momento, “la Reserva Federal podría tener que tomar medidas un poco más claras para enfatizar en que no van a aumentar las tasas”, dijo Hunter.
O, como lo ha explicado el presidente de la Reserva Federal de Chicago, Charles Evans, Reserva Federal tendrá que demostrar que está “comprometida a ganar”, qué significa exactamente, dependerá de las circunstancias.