«Los políticos se han convertido en personajes de nuestro imaginario cotidiano, figuras efímeras de nuestra democracia mediáticas» Página 69 del libro: «La era del enfrentamiento» del intelectual francés, Christian Salmon, el cual, y tomando como punto de referencia la pobreza en el discurso de la gran mayoría de nuestros líderes latinoamericanos, estaremos bosquejando dentro del presente análisis- crítico-reflexivo.
El mismo, trae interesantes reflexiones sobre el papel que a través de la historia de los últimos 100 años, han venido jugando tanto la prensa como ingrediente fundamental y escenario de los debates, principalmente en los Estados Unidos, Italia y Francia, como la clase política misma.
Son estas naciones, en donde el autor Salmon centra sus análisis de manera muy pronunciada, tomando como punto de referencia a quienes de una manera o de otra han sabido jugar sus roles estelares dentro del mundo de los enfrentamientos o el debate de las ideas.
Además, en el libro, el destacado intelectual hace mención del papel que durante todo el curso de la historia han jugado los «analistas» de los diferentes fenómenos políticos, aquellos que, desde los escenarios comunicacionales, unas veces atendiendo a intereses propios y otros tantos intereses colegiados, hacen.
Sobre todo, quienes (refiriéndonos a los políticos) en términos electorales, han desafiado en sus momentos los vaticinios que en medio del calor de las apreciaciones, pero que con sus astucias e inteligencia emocional, los buenos asesoramientos y un buen uso de las diversas plataformas comunicacionales, han sabido romper esos esquemas y han salido victoriosos.
Sin embargo, Salmon, con una madurez que es reflejada desde un primerísimo plano, al iniciar la lectura del libro, en cuyas 285 páginas encontramos mordaces críticas al ejercicio, o mejor dicho, al maridaje prensa – político, no deja de reconocer la miopía que en cierto sentido se ha venido observando a través de los muchos años de historia, en donde estas dos disciplinas iniciaron su confluencia dentro del mundo de los análisis politológicos.
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Ahora bien, es bueno precisar, que tanto uno como otro, (es decir los sectores prensa y políticos), además de los conocimientos básicos que se deben tener, han carecido de madurez para enfrentar esas diatribas o enfrentamientos, que según sea más pronunciada la falta, tanto de la educación política como la profesionalización de los comunicadores, han jugado roles estelares en perjuicio o para beneficios de las grandes mayorías de nuestras naciones.
Lo anteriormente dicho y a través de todos estos años, ha dejado un amargo precedente, sobre todo en nuestros países de los llamados del tercer mundo, en donde, muchos de esos que se dedican al análisis, sean comunicadores o no, han logrado torcer la voluntad popular.
Muchos de estos, por la fuerza o la razón, han sido cómplices de triunfos electorales, de las más grandes aberraciones políticas de muchas de nuestras naciones, en donde al final, quienes han terminado pagando esas terribles consecuencias, han sido precisamente tanto los llamados sectores progresistas como los menos pudientes, que han resultado ser la gran mayoría.
Por ejemplo » La economía de los discursos ha quedado destrozada: ha pasado de la escasez a la abundancia, de la concertación a la dispersión, o para decirlo de otro modo, de la centralidad a estrategias centrífugas”, página 71, algo verdaderamente preocupante cuando a todo esto le sumamos la gran cantidad de personas que a diario se agregan tras la búsqueda de espacios en la política, estos, sin ningún tipo de formación o criterios.
Más adelante, en la misma página, el intelectual y académico, quien es miembro del Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje (CNRS), y además fue fundador de la revista Autodafé y del Parlamento Internacional de Escritores, del que formó parte entre 1993 y 2005, a lo mejor haciendo un mea culpa, (suponemos), reflexiona de manera muy interesante, para dejar en el lector, no dudas, sino certeras afirmaciones que nos ponen a pensar sobre los diversos temas que dentro del citado libro son tratados.
“Todos somos productores de enunciados que buscamos para legitimarnos, portadores de relatos dudosos», página 71, esto claro está, refiriéndose en este caso, al débil papel que dentro del enriquecimiento de los relatos que a diario los lectores vienen consumiendo, «aparecen» en los diversos medios, pero, sobre todo, en aquellos llamados de especialidad política.
Como consecuencia de esa pobreza en el conocimiento que muchos de nuestros llamados líderes poseen, en donde los partidos políticos son los grandes responsables, (esta última aseveración la decimos nosotros), es por lo que el escritor establece, que » El descrédito que afecta a todos los regímenes políticos occidentales es el producto de un doble fenómeno: una gobernanza sin soberanía y una democracia sin deliberación”. Página 79.
Esta falta de credibilidad, tanto en la clase política como comunicacional, la cual viene como consecuencia a la falta de madurez en el manejo de los diversos temas políticos mismos, es decir, a la escasez de conocimientos y de estudios, basamentados sobre todo, en la profundización de esta noble ciencia, como ya lo expresáramos en líneas anteriores.
Esto es lo que ha traído una rara fusión que ha parido con pronunciados dolores sociales, una anormal derivación que quienes estudiamos la política, pero desde una perspectiva científica, sentimos.
Pues, quiérase o no, y por la ausencia de un mayor y mejor conocimiento de quienes se dedican a la orientación política desde los diversos medios de comunicación, entiéndase los “comunicadores políticos”, es que marchamos hacia la era del desconocimiento y a un caos en diversos órdenes.
Ante la falta de un conocimiento más pleno que bien pudiera redundar a favor de los diversos bloques sociales de nuestros países, es por lo que vemos, que «El político se presenta cada vez menos con autoridad legítima y pasa a ser un producto de la sub cultura de masas, un artefacto» página 100.
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Sin embargo, es preciso decir como colofón al presente análisis – críticos –reflexivo, que se hace una imperiosa necesidad que los partidos que buscan el poder, se conviertan en formadores de comunicadores que respondan de manera hasta si se quiere científico, a ciertas estructuras partidarias.
Eso sí, formado como proponemos, dentro de los correctos estándares de la comunicación política y las normas establecidas en las diversas constituciones o sistemas legales de cada uno de nuestras naciones, pero sobre todo, atendiendo a las normas éticas y al compromiso moral que se debe tener para enrumbar nuestros países por mejores senderos en materia de los temas que en el presente texto hemos venido analizando.
Finalmente debemos reseñar, que si los partidos políticos no se dedican a la formación de comunicadores que entiendan a profundidad no solo la importancia de los debates y/o enfrentamientos, en donde también tomen participación los dirigentes de aquellas organizaciones que a través los sistemas electorales buscan el poder, pues cada vez más asistimos a un callejón sin salida en materia de formación en esta índole.
Recordemos, que tal y como lo establece Salmon en la página 130, «Lo que está en juego es tanto el crédito de los gobernantes ante los electores como la credibilidad de los relatos para sus lectores. Su confianza es muy frágil; el tenue vínculo que los une al relato puede quebrarse si la credibilidad del narrador queda comprometida».