Cuando los jóvenes ocuparon por más de dos semanas la Plaza de la Bandera porque sentían que le habían arrebatado las elecciones del 15 de febrero, se marcó un precedente. Nunca en la historia de la República había ocurrido la suspensión de un proceso electoral, esta vez por el derrumbe del sistema informático por razones que todavía no sabemos.
Desde el 17 de febrero hasta el 27, cuando hubo una gran concentración, la plaza fue ocupada todas las noches y junto con el toque de calderos en todo el país, se generó un movimiento de rechazo a lo acontecido el día 15; las cosas volvieron a la normalidad por dos razones: la Junta convocó para el 15 de marzo y por la pandemia que llegó aparentemente para quedarse hasta que aparezca la vacuna.
Con el inicio de las protestas, un “influidor” de la red social Tweeter, afirmó que los “Popi” no votan y, se creó una controversia virtual donde se enfrentaron los “Popi”, que son los jóvenes provenientes de la clase media y los Wawawa que provienen de los sectores populares.
La noche del martes 17 los jóvenes de la Plaza de la Bandera fueron identificados como popi y fue ese día cuando se encendió la red entre los que pedían que le “devolvieran las elecciones” y los que decían que los popis no votan. Fue divertido ver el enfrentamiento.
Los sustantivos con los que se denominan a estos grupos de jóvenes salieron de la música urbana. ¡Ah la música!, la mayor expresión cultural, que, como anunció Aristóteles, “representa las pasiones y el estado del alma”.
Se atribuye al rapero Rochi RD, la expresión Wawawa, referida a los jóvenes de los sectores populares; existe otra denominación como la de “Popiwa” que son los jóvenes popi, que coinciden en el gusto por las mismas cosas que los Wawawa.
En medio de todo esto surgen otros jóvenes, que impresionan por el nivel de compromiso y el conocimiento del mundo que le rodea. Conozco a muchos de ellos, como a Mayleen Cabral, Melina Saiz, David Arbona; con ellos participamos en un diálogo amplio sobre la Ley de Agua y el recurso agua los días 17 y 24 de junio. Preocupados por el medio ambiente, los recursos naturales, la solidaridad, el compromiso social y otros valores necesarios para el desarrollo del país.
También aparece en el panorama la nueva generación de actores políticos. Los nuevos legisladores, generación de jóvenes que va al congreso donde además se juntarán los “popi y los wawawa”.
La heterogeneidad con que viene el nuevo congreso presenta un panorama esperanzador. Ojalá que den ejemplo, que sirvan para sacar de ese templo a los que venden sus conciencias por un puñado de dinero, que sean capaces de sacar al invisible “hombre del maletín” y demuestren que las cosas se pueden hacer bien si de verdad se va con la convicción de ser motores del cambio verdadero que necesita el país.
Las propuestas que vi en los jóvenes legisladores mientras estaban en la campaña, me hizo soñar en que, aunque no lo pueda ver, tendremos un buen relevo generacional y me regocijo en pensarlo. Es el país de mis hijos, mis nietos y los hijos y nietos de los que creemos que otro mundo es posible.